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Obama acude al rescate del golfo

El presidente intenta hacer palpable su preocupación por la catástrofe - La mancha de petróleo ya ha llegado a los humedales y afecta a las aves

Yolanda Monge

Bajo una persistente lluvia azotada por vientos racheados -sobre la cual bromeó en un momento determinado-, Barack Obama definió ayer el vertido de petróleo del golfo de México como "un potencial desastre medioambiental sin precedentes". El presidente de Estados Unidos viajó ayer hasta Venice, en la costa de Luisiana y primer lugar al que se especula con que llegará el crudo, para defender una tesis: que su Administración estuvo operativa desde el primer día de la crisis y que el último y único responsable de la marea negra es el gigante petrolero British Petroleum (BP). El presidente no aceptó preguntas.

Dirigiéndose a las cámaras ante el cuartel de los guardacostas de Venice (situada a 130 kilómetros al sur de Nueva Orleans), empapado de agua e intentando poner al mal tiempo buena cara, Obama advirtió de que frenar la expulsión de crudo del pozo que se encuentra a más de 1.500 metros bajo el mar podría llevar días. "Desde el primer día hemos estado preparados para lo peor sin perder esperanzas de que suceda lo mejor", dijo, queriendo poner cierta dosis de optimismo a una crisis que intenta acotar para que no salpique su mandato.

Las autoridades admiten que no saben cuándo se frenará el vertido
BP afirma que la fuga puede ser mayor de lo calculado

Temiendo repetir los errores de su antecesor, George W. Bush, ante la gestión del huracán Katrina y que se le considere demasiado despegado de lo que está ocurriendo en el Golfo de México y atajando así las críticas, Obama se desplazó hasta Luisiana para obtener de primera mano el informe de la dimensión de la marea negra que desde hace casi dos semanas amenaza las costas de Luisiana, Misisipi, Alabama y Florida.

Toda la maquinaria de imagen de la Casa Blanca se ha puesto a trabajar. Además de la simbólica foto del presidente en la zona, dos destacados miembros del equipo de Gobierno de Obama definieron el impacto medioambiental del accidente de la plataforma petrolífera como "muy grave". Ambos fueron contundentes a la hora de señalar responsabilidades y asertivos -como el presidente- al asegurar que habían estado al tanto del suceso desde "el primer día".

"La respuesta dada sobre el terreno ha sido desde el principio coherente con la idea de que estábamos ante una catástrofe", declaró la secretaria de Seguridad Nacional, Janet Napolitano. "Todos y cada uno de los recursos posibles están desplegados en la zona".

Por su parte, el secretario de Interior, Ken Salazar, manifestó que no estaba claro cuándo podría frenarse la salida de crudo a más de 1.500 metros bajo el mar. "Estamos ante un escenario muy grave. Puede que pasen 90 días antes de tengamos una solución final", advirtió Salazar. "Para entonces, mucho petróleo podría haberse derramado".

Una vez más, los responsables gubernamentales quisieron poner el foco sobre British Petroleum al afirmar Salazar que la Administración seguía teniendo "la bota puesta sobre el cuello" del gigante petrolero.

La línea costera desde Luisiana a Florida está amenazada por el derrame, cuyo tamaño estimado es de unos 200 kilómetros de largo por entre 100 y 112 de ancho. Y sigue creciendo.

Muchas de las comunidades que se cruzan en el camino de la mancha de crudo son las mismas que quedaron devastadas por el huracán Katrina en 2005 y ante el que la Administración republicana de George W. Bush tuvo una pésima respuesta que lastró aún más su mandato.

La alarma de una marea negra cubriendo las costas se desató unos días después de que el pasado 20 de abril una plataforma petrolífera gestionada por BP sufriera una explosión que acabó con su hundimiento en el mar y con miles de barriles de crudo expulsados al mar diariamente desde el pozo subterráneo del que nace.

En la ruta de la extensa mancha de crudo se encuentran grandes canales de navegación, áreas de pesca claves, refugios de flora y fauna, además de populares playas. Hasta ahora, las líneas más importantes de navegación que llevan al río Misisipi y los grandes puertos de la costa del Golfo no están afectados, indicaron funcionarios. La costa del Golfo de México y sus pantanales son hogar de cientos de especies salvajes, incluidos manatíes, tortugas marinas, delfines, marsopas, ballenas, nutrias, pelícanos y otras aves.

"La madre naturaleza tiene la última palabra y eso significa que lo que pueda ocurrir es totalmente impredecible", declaró el almirante Thad Allen, alto mando de los guardacostas y designado por Obama para ser "el comandante al frente del 'incidente nacional". "El vertido de crudo es lo suficientemente importante como para afectar a la costa. Pero la verdadera pregunta es cuándo sucederá y dónde", informó Allen, preocupado por las malas condiciones meteorológicas que afectan a la región y que ayer hicieron que Obama no pudiese sobrevolar la zona afectada.

El presidente de EE UU, Barack Obama, conversa con pescadores afectados por el vertido en Venice, durante su visita al golfo de México.
El presidente de EE UU, Barack Obama, conversa con pescadores afectados por el vertido en Venice, durante su visita al golfo de México.AP
Recogida de muestras de agua en la costa de Luisiana para medir el impacto del vertido.
Recogida de muestras de agua en la costa de Luisiana para medir el impacto del vertido.REUTERS

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Sobre la firma

Yolanda Monge
Desde 1998, ha contado para EL PAÍS, desde la redacción de Internacional en Madrid o sobre el terreno como enviada especial, algunos de los acontecimientos que fueron primera plana en el mundo, ya fuera la guerra de los Balcanes o la invasión norteamericana de Irak, entre otros. En la actualidad, es corresponsal en Washington.

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