Con una herida vascular no tendría que torear
La herida de José Tomás es una cornada seca, como se dice en el argot. El toro le zarandea y le levanta del suelo. El diestro rota sobre el pitón y le provoca grandes destrozos por el propio peso del torero. El parte que han dado los facultativos es un poco extraño. Se cita la femoral, la safena, pero no hay datos para concluir nada concreto. No se sabe bien lo que le han hecho. Ni si han hecho o no un bypass.
Cuando se rompe un vaso de gran calibre sale mucha sangre, es una imagen aparatosa. Por eso el torero deja un reguero desde el albero hasta la enfermería. Por suerte, los cirujanos no se dejaron llevar por la primera impresión.
Los toreros suelen estar en tensión, pero cuando resultan heridos recuperan la calma mucho más fácilmente que el resto de los mortales. José Tomás supo llevar la calma en los momentos más trágicos.
Gracias a que el banderillero metió la mano en la herida, intentado coger lo que hubiera, se evitó que perdiese más sangre todavía. En 43 años de profesión he tratado heridos arteriales como este. Desde José Antonio Iniesta a El Hencho pasando por Curro Vázquez.
No sé si es verdad que le han puesto sangre de varias personas. De ser cierto es preocupante ya que corre el riesgo de sufrir una posible transmisión de enfermedades. No me creo que en México, en Aguascalientes, la gente sepa cual es su grupo sanguíneo. Si ni siquiera lo sabe la gente de la calle en España.
En un congreso de cirujanos taurinos en Aguascalientes tuve oportunidad de visitar esa enfermería y decepciona ver que una ciudad tan grande tenga unas instalaciones que dejan tanto que desear. En México, como en Francia, los cirujanos prefieren estabilizar al paciente y que se opere en el hospital. Es una cuestión de cultura. Sólo se pueden hacer curas de emergencia y enviar al herido a un hospita. Los toreros tendrían que exigir mejores medios en las enfermerías. En Madrid tenemos un banco de sangre que se renueva cada 21 días por seguridad. En España cada vez es más normal que se pueda intervenir en la plaza.
No sé si José Tomás perderá las dos corridas que tenía contratadas en Las Ventas, nada más concluir San Isidro,la de Barcelona o si pierde toda la temporada. Lo cierto es que con una herida vascular no tendría que torear. La medicación que requiere es incompatible con los ruedos. Son muchos los riesgos que puede asumir. Cualquier golpe, cualquier roce, sería un gran hematoma. En cornadas, ni pensemos. Cualquier herida, por pequeña que sea, podría ser mortal. Se desangraría. rápidamente. No habría manera de salvarlo.
Máximo García Padrós es cirujano jefe de Las Ventas.
Babelia
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