"Los fallos no están en la reforma de Bolonia, sino en su aplicación"
Si hay personas que dudan de la capacidad de acción que puede tener el Ministerio de Educación español por estar las competencias del área transferidas a las comunidades autónomas, ¿qué pensarán del papel de la Comisión Europea en este campo? La comisaria de Educación de la UE, Androulla Vassiliou (Chipre, 1943), confía en su papel para "coordinar, orientar" la política educativa. "Ningún ministro pone en duda que la comisión debe desempeñar un papel importante".
Vassiliou ha estado en Madrid en la reunión informal de ministros de Educación que ha empezado a debatir cifras para reducir el abandono escolar y aumentar el número de titulados en educación terciaria (Universidad y FP de grado superior) para 2020. En un momento de profunda crisis, la UE ha colocado la educación entre sus prioridades. La comisaria insiste en que las dificultades no deben recortar los presupuestos de educación, porque los países han de "pensar a largo plazo".
Pregunta. ¿Cuáles son los retos educativos de España?
Respuesta. Reducir la cifra de abandono escolar temprano [el 32% de jóvenes que deja de estudiar después de la ESO], que está por encima de la media europea. Pero eso tiene una explicación. La cifra es de 2008, cuando para los jóvenes era muy fácil encontrar un trabajo de baja cualificación. Los jóvenes se decían: "¿Por qué voy a esforzarme en terminar la escuela si puedo empezar a ganar dinero?". Pero creo que, con el desempleo actual, pronto se van a dar cuenta de que la educación es muy importante. Y este es el mensaje que queremos enviar a los jóvenes: que la educación, pase lo que pase, está ahí, no se pierde. Puedes perder un trabajo, pero no tu educación; porque puedes encontrar otro trabajo si tienes una buena educación. En cualquier caso, tengo que decir que en otros ámbitos España lo está haciendo muy bien, como en la educación infantil o en la educación superior.
P. Hay muchos titulados de FP superior y universitarios, pero también una tasa altísima de desempleo entre los jóvenes.
R. Sí, sí.
P. Hay quien cree que España tiene demasiados titulados universitarios. ¿Puede un país tener demasiados universitarios?
R. Es bueno para la economía si cada país puede ofrecer esa posibilidad a todos sus jóvenes.
P. ¿Cuál es el papel de la Comisión en el proceso de Bolonia de reforma de las universidades europeas?
R. Se trata de un proceso intergubernamental [excede la UE; están implicados 47 países], pero la Comisión se unió y somos un miembro más.
P. En la reciente cumbre sobre el proceso, en Viena, los ministros admitieron fallos. ¿Cuáles son?
R. Los fallos no están en el proceso mismo, sino en la forma de aplicarlo. Por ejemplo, en algunos países no se consultó a los estudiantes, a los profesores, a la sociedad... Finalmente, todo el mundo se ha dado cuenta de que no se puede tener éxito a menos que se implique a las partes interesadas, que en este caso son los profesores y los alumnos. Pero tengo que decir que la Unión Estudiantes Europeos [ESU, en sus siglas en inglés] tiene ya una participación plena. Y no es que estén en contra del proceso de Bolonia, sino que en algunos países se ha fallado a la hora de contar con la opinión de los estudiantes. Además, en la declaración de Viena también se animó a los países a seguir completando la reforma.
P. También señalaba esa declaración que se tendrían en cuenta las voces críticas. ¿Qué les diría a los alumnos que se oponen frontalmente a esta reforma?
R. Deben saber que los estudiantes participarán plenamente en las decisiones, porque van a estar representados en el Grupo Bologna Follow Up [el consejo de expertos asesor del proceso].
P. ¿Cuáles son ahora los retos del proceso?
R. Hay que completar el proceso de los tres ciclos [grado, máster y doctorado]. Hay que decir que nunca se ha obligado a que el grado tenga tres cursos. Hay países que tienen tres y, otros, como España, cuatro. En Alemania, por ejemplo, el error fue querer comprimir en tres años lo que se estudiaba en cinco, y esto creó mucho descontento. Ahora deben ver qué es lo que ha de mantenerse en los tres años. También es muy importante incorporar en cada grado una ventana de movilidad, para que todo estudiante pueda pasar fuera seis meses.
P. Es decir, que el proceso sigue sujeto a cambios.
R. Sí.
P. Una de las grandes quejas de los estudiantes es precisamente algo que no depende del proceso, sino de la política de los Gobiernos, que es el aumento de los precios de las matrículas que ha ocurrido en algunos países. ¿Es realmente necesario subir el precio de las matrículas para conseguir mejorar la Universidad?
R. Bueno, no se puede generalizar, depende de la situación económica de cada país miembro. Nosotros estamos a favor de las asociaciones con las empresas. Primero, para diseñar los currículos de acuerdo con las necesidades del mercado y, en segundo lugar, para hacer más atractivo para las grandes industrias invertir en las universidades. Si se crean esos acuerdos público-privados y tienen éxito, las matrículas podrían decrecer.
P. Es precisamente en esas asociaciones donde algunos temen la mercantilización de la Universidad.
R. Trabajar codo con codo con la industria, las empresas, el mundo del trabajo, como nos gusta llamarlo, no significa necesariamente que la Universidad vaya a depender de la empresa. Es muy importante que la Universidad repiense su autonomía, para contratar profesores, para establecer los criterios de acceso de los estudiantes. Pero al mismo tiempo, pueden escuchar lo que necesita el mercado, porque no tiene sentido tener graduados que no pueden encontrar trabajo. Por supuesto, a veces los estudiantes tienen vocaciones. Si la tienes, no te importa si tendrás trabajo o no; irás a estudiar para convertirte en artista, por ejemplo.
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