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Entrevista:ALMUERZO CON... MARIE A. ST. AUBIN

"¿Has visto '2012'? Pues yo he vivido el Apocalipsis"

Carmen Pérez-Lanzac

"Eran las 16.55, yo estaba en el cuarto de baño lavándome los dientes, preparándome para ir a recoger a mi hija al colegio. De pronto, subió muchísimo la temperatura y empezó a sonar un ruido ensordecedor. Pensé que sería un camión. Pero entonces, todo empezó a moverse, era imposible mantenerse en pie. Pasé los 35 minutos del terremoto fuertemente aferrada al lavabo para no caerme".

Marie Andrée St. Aubin, de 49 años, es una mujer enérgica. Esta empleada de la ONG ActionAid, vivió la desgracia de su país, Haití, primera mano, y de primera mano está viviendo también la reconstrucción. Nos hemos citado en un restaurante español cercano a la sede de Ayuda en Acción, colaboradora de ActionAid. St. Aubin ha venido a España a dar cuenta de los avances y a dar las gracias a los donantes. Ni en los momentos más trágicos de la charla lo olvida. "Gracias de corazón", repite varias veces.

La activista haitiana sufrió el terremoto de enero. No fue su primera tragedia

Pepa, la dueña, nos trae un montón de platos buenísimos, pero la haitiana les presta escasa atención. St. Aubin es hija de un cura que colgó el hábito para mantener a su madre enferma y, ya puestos, se casó. Poco después llegó el divorcio y la pequeña Marie acabó en un internado. Tenía seis años. "Eché de menos a mi familia, pero me dio disciplina". En la universidad conoció al que sería su marido, Patrick Target. Pero al poco de nacer su única hija, este abogado de derechos humanos fue asesinado. "Luché para que se hiciera justicia, pero no tengo una sola sospecha de quién le mató. A los dos años tiré la toalla. Me encontré sola con una niña, perdida, y en Haití hay impunidad total".

El 12 de enero de 2010, cuando la tierra dejó de moverse, St. Aubin salió a la calle. "Entonces me di cuenta de la amplitud. Todo estaba cubierto de polvo. Había heridos, coches en marcha pero sin nadie dentro, cadáveres. Gente que se había caído de los edificios, otros a los que les habían caído los edificios encima... Era, era... ¿Has visto la película 2012 que va sobre el fin del mundo?", dice cuando se queda sin palabras. "Pues así. Como el Apocalipsis".

St. Aubin tuvo que buscar a los padres de cuatro amigas de su hija. Todos habían muerto. A una de las madres llegó a oírla pedir auxilio bajo los escombros, pero no pudo rescatarla. "¿Cómo íbamos a poder con todo ese cemento si sólo teníamos palos de madera?".

Han pasado tres meses del terremoto en el que murieron unas 220.000 personas. St. Aubin ya no duerme en un coche. Ahora lo hace en el jardín de una amiga (estos días está disfrutando como loca en el hotel). No puede permitirse alquilar una casa: las que permanecieron en pie se han puesto por las nubes, explica mientras llega el último plato, un rodaballo de caerse de espaldas. "¿Más?", se le escapa con gesto de pavor.

A su hija, de 16 años, la mandó a EE UU con un familiar. No podrá estudiar medicina en Haití como quería: la universidad se vino abajo. No ha tenido tiempo de pensar un plan B. Ahora sus preocupaciones son otras: que la ayuda llegue donde debe -"hay que abrir los ojos contra la corrupción"-, que el país se prepare para futuros desastres, y que, ante la temporada de lluvias, se habiliten refugios para los miles que duermen en sitios altamente peligrosos.

Y con lo que ha sufrido, no se queja ni una vez: "El terremoto ha reforzado mis convicciones".

St. Aubin ignora quién mató a su marido, abogado de derechos humanos.
St. Aubin ignora quién mató a su marido, abogado de derechos humanos.Á. G.

El Qüenco de Pepa. Madrid

- Alcachofas fritas: 10 euros.

- Tomates con ventresca: 10.

- Tortilla marinera: 10.

- Rodaballo salvaje: 28.

- Agua, pan, tés: 12,35.

Total: 75,27 euros.

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Sobre la firma

Carmen Pérez-Lanzac
Redactora. Coordina las entrevistas y las prepublicaciones del suplemento 'Ideas', EL PAÍS. Antes ha cubierto temas sociales y entrevistado a personalidades de la cultura. Es licenciada en Ciencias Económicas por la Universidad Complutense de Madrid y Máster de Periodismo de El País. German Marshall Fellow.

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