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El colegio de Najwa le permite volver con su velo

Najwa Malha, de 16 años, española de origen marroquí, regresó ayer a clase en el instituto Camilo José Cela de Pozuelo de Alarcón (Madrid) y lo hizo con el hiyab, su pañuelo islámico que le cubre el pelo.

Por ponérselo llevaba una semana privada de asistir a clase -está en 4º de la ESO-, confinada durante el horario lectivo en la sala de visitas del centro, donde algunos profesores y sus compañeros le traían los deberes del día.

¿Por qué rectificó el centro en tan poco tiempo? "Porque tras la publicación de la noticia en EL PAÍS los medios audiovisuales se presentaron ayer en el instituto con la intención de filmar a Najwa sola en la sala de visitas", aseguró su padre, Mohamed Malha, presidente de la asociación islámica que gestiona la mezquita de Pozuelo.

Para evitar esas imágenes Najwa fue readmitida en clase. "Me he sentido bastante mejor, incluso alegre", declaró la alumna a la salida del instituto, sorprendida por el revuelo causado por la sanción que padeció. "Llevo el hiyab porque me identifica con mi religión y además me gusta", insistía por teléfono.

Reglamento interno

La dirección del instituto no explicó su brusco cambio de actitud. Anteayer, jueves, señalaba que el Consejo Escolar aplicaba un reglamento interno cuyo texto reza: "En el interior del edificio no se permitirá el uso de gorras ni de ninguna otra prenda que cubra la cabeza".

Anunciaba además que el martes próximo se reuniría el Consejo Escolar para estudiar la modificación de ese artículo que en opinión de Mohamed Malha contradice otro artículo, el 32, de la Constitución que garantiza la libertad religiosa.

Pero, de sopetón, no fue necesario esperar a ese día aunque la cita para el martes se mantiene.

La Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid rehusó intervenir en el conflicto alegando que respetaba los reglamentos internos de los centros.

ATIME, la asociación más representativa de la inmigración marroquí, le había pedido en un comunicado que "restituyese el derecho fundamental de Najwa a la educación independientemente de su cultura o religión".

Este no fue nunca conculcado, según la dirección del centro, porque, aún sin asistir a clase, Najwa podía seguir las enseñanzas impartidas desde la sala de visitas.

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