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La policía destapa una red de falsos traductores de árabe en Barcelona

Jesús García Bueno

"¡Alabado sea Alá, el Todopoderoso, el Clementísimo, el Misericordioso!" Esta proclama encabeza documentos civiles de Marruecos: actas de matrimonio, de nacimiento o certificados de penales. Los inmigrantes magrebíes necesitan estos papeles en castellano para resolver trámites con la Administración y acuden, para ello, a intérpretes jurados. Pero no siempre quien traduce es quien dice ser. La policía ha destapado en Barcelona un supuesto chiringuito de falsos traductores que cuenta con franquicias en Sevilla, Almería, Gran Canaria y Valencia y que se sospecha que ha expedido, sólo en la oficina barcelonesa, un millar de traducciones falsificadas que ahora están en juzgados y administraciones.

El Cuerpo Nacional de Policía ha detenido a cuatro personas por falsificación de documentos e intrusismo. Según las investigaciones, estos individuos -sin formación y sin la habilitación necesaria del Ministerio de Exteriores- elaboraban las traducciones y, para darles una pátina de legitimidad, estampaban el nombre del único traductor acreditado, Mohamed Brahim, que gestiona la oficina investigada y también está imputado, a la espera de juicio, por falsificación y usurpación de estado civil.

La oficina, frente al Consulado de Marruecos en Barcelona, funciona desde hace varios años. Por cada traducción cobra entre 25 y 30 euros. En el registro del local los agentes hallaron folios en blanco ya sellados y rubricados por Mohamed Brahim. En algunos aparecía la dirección de una ciudad distinta de Barcelona.

La Asociación de Traductores e Intérpretes Jurados de Barcelona interpuso la denuncia que ha desembocado en la operación policial. También ha solicitado a la Generalitat que inhabilite al traductor. "Nuestra función es personal e intransferible. ¡Nadie se imaginaría a un notario delegando su trabajo!", relata su portavoz, Josep Peñarroja. Según la denuncia, la figura del traductor jurado es importante en el caso de la lengua árabe "por las implicaciones sociopolíticas de los documentos en árabe". La asociación señala que el volumen de traducciones es "muy elevado" y que éstas son de escasa calidad. Apoya esa tesis en una resolución firmada por el juez responsable del registro civil de Mataró, que acordó "no admitir las traducciones" de Brahim por apreciar en ellas "continuas omisiones y errores de todo tipo".

"La asociación me ha implicado porque atacar a un moro es muy fácil", replica Brahim, que atribuye la denuncia a "envidias". "Estoy haciendo mi agosto. Ellos siguen como escribanos y yo uso Internet", dice el hombre, que admite que viaja a menudo y que algunos documentos los "revisa" con su ordenador. De hecho, durante la operación policial estaba en el Sáhara Occidental. Pese a admitir el "ingente volumen" de trabajo que tiene, alega en su defensa que algunos textos son "documentos tipo" y que dispone de "plantillas".

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Sobre la firma

Jesús García Bueno
Periodista especializado en información judicial. Ha desarrollado su carrera en la redacción de Barcelona, donde ha cubierto escándalos de corrupción y el procés. Licenciado por la UAB, ha sido profesor universitario. Ha colaborado en el programa 'Salvados' y como investigador en el documental '800 metros' de Netflix, sobre los atentados del 17-A.

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