_
_
_
_
_

"Una nueva era en América"

Obama firma la ley de reforma sanitaria en un acto emocionante en la Casa Blanca

Yolanda Monge

Ahí estaba Marcelas Owens, solemne y engalanado para la ocasión, mirando al presidente de las altas cimas desde la corta altura que le dan sus 11 años. No estaba la madre de Owens, que murió víctima de una larga enfermedad cuyo tratamiento no pudo costear y cuyo país la abandonó, no por falta de recursos.

Ahí estaba Nancy Pelosi, la presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, firme defensora -y en gran medida facilitadora- de la ley de reforma sanitaria. Ya lo dijo Pelosi, gracias a esta ley "ser mujer -sí, ser mujer- ya no será considerado una condición preexistente" a la hora de obtener un seguro médico.

Estaban todos los que podían estar y todos los que han luchado -a cara de perro en muchas ocasiones- en los últimos 14 meses para que el presidente Barack Obama lograra ayer rubricar en la Casa Blanca la ley que permite que Estados Unidos y sus ciudadanos puedan estar a la altura del grupo de países democráticos desarrollados, porque no, no formaban parte de esa comunidad.

Más información
El Congreso de EE UU aprueba el plan de enmiendas a la reforma sanitaria

No estaba el senador Ted Kennedy, que no vivió para ver cómo, una vez más, el joven negro de nombre extraño por el que apostó hacía historia. Sí estaban su viuda, Vicky, su hijo Patrick y su sobrina Caroline, hija del malogrado presidente John. No estaba la madre de Obama, quien mientras se consumía por un cáncer seguía luchando con las compañías aseguradoras que se negaban a pagar su medicación, como recordó el presidente.

Pase lo que pase a partir de ahora, pierdan o ganen los demócratas las elecciones legislativas de noviembre, el presidente Obama ya ha definido su presidencia. Los demócratas vivieron ayer su gran día, su apoteosis. Celebraban "una nueva era en América", como señaló el presidente Obama.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

La audiencia, reunida en la Sala Este de la Casa Blanca, asistió a la firma de la ley que cambiará el panorama sanitario de la potencia mundial y para la que Obama utilizó 20 plumas diferentes que luego regaló a dos decenas de elegidos. Cada frase del presidente era aplaudida. Se contagiaban las ganas de abrazar al de al lado. El trabajo no había sido fácil.

"Hoy, casi un siglo después del primer intento; hoy, tras casi un año de debate; hoy, después de que todas las votaciones hayan cuadrado; hoy, la reforma del seguro de salud se convierte en ley en Estados Unidos", declaró Obama. "Que ningún otro niño tenga que vivir lo que Marcelas Owens ha vivido", dijo el presidente mirando enternecido al pequeño de 11 años.

Para los archivos de imagen y sonido -y también para muchas horas de chascarrillo televisivo- queda el comentario de Joe Biden, silenciado por la censura televisiva, que en este país no permite decir tacos. El vicepresidente, más Biden que nunca, dijo a Obama cuando le dio paso: "Fucking big" (esto es la hostia). Es su manera de decir que se ha hecho historia.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Yolanda Monge
Desde 1998, ha contado para EL PAÍS, desde la redacción de Internacional en Madrid o sobre el terreno como enviada especial, algunos de los acontecimientos que fueron primera plana en el mundo, ya fuera la guerra de los Balcanes o la invasión norteamericana de Irak, entre otros. En la actualidad, es corresponsal en Washington.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_