Decisiones unilaterales
Una de las primeras decisiones de la nueva Comisión Europea ha sido autorizar, el pasado 2 de marzo, el cultivo transgénico de la patata Amflora. El nuevo comisario Dalli, cuya misión es proteger a los consumidores, ha adoptado una de sus primeras medidas sin considerar ni la opinión pública ni la seguridad alimentaria con el objetivo de complacer a la mayor empresa química del mundo.
Ha basado su decisión exclusivamente en la competitividad del mercado globalizado, ya que está permitido importar pero no plantar OGM en España, por lo que deduce que es mucho mayor la presión que ejercen las grandes empresas sobre el Gobierno europeo que la que podamos ejercer los consumidores o los agricultores. Además, según la Comisión Europea, las tecnologías de ingeniería genética tienen un amplio margen de error que pueden dar lugar a multitud de efectos imprevistos. Si un conocimiento o una decisión afecta nuestras vidas, entonces debería darse a conocer a todos. Los científicos, las grandes empresas y los Gobiernos tienen la responsabilidad moral de una divulgación responsable sobre las nuevas semillas transgénicas y sus posibles efectos secundarios en la agricultura y salud. Así, la gente será más receptiva a la hora de asumir problemas y podrá tener mayor autonomía sobre sus propias decisiones. Si no hay libertad, ¿dónde está la responsabilidad? ¿Existe alguna entidad con una potestad suficiente como para decidir sobre la materia viva, las futuras generaciones y la salud del planeta? La crisis actual es una sola y engloba todo, el sistema, el medio ambiente y el hombre.
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