Cataluña deja las espadas en alto sobre la prohibición de los toros
Los expertos acabaron ayer las consultas de una ley que se votará en mayo o junio
Con el volumen del tálamo de los toros y su influencia en el aguante del dolor, la imposibilidad de sentir piedad ante su muerte por parte de un torero, la imagen de un matador con barretina, la lógica de la tauromaquia y su proximidad (o no) con el machismo o el matar a patadas a una mujer y la ética ante la muerte de una res como ante la de Copito de Nieve (el gorila albino de Barcelona) acabó ayer la tercera y última sesión de las comparecencias de expertos que el Parlamento de Cataluña ha convocado este mes ante la solicitud de una Iniciativa Legislativa Popular para prohibir los toros en Cataluña. ¿Conclusiones? Rejoneo de alto nivel tras ambas barreras e incertidumbre total ante lo que votará la Cámara catalana "entre mayo y junio", según los parlamentarios más optimistas.
Esplá y Serafín Serrano tomaron la alternativa parlamentaria
Si no fuera porque los representes políticos ya tienen mayoritariamente decidido su intención de voto, las intervenciones (y las de ayer no fueron excepción) dan para pensar. Y mucho. En cualquier caso y resumiendo: PSC, PP y Ciutadans, a favor de que siga la fiesta; ERC e Iniciativa-Verds, en contra y CiU, libertad de voto.
La jornada de ayer cumplió expectativas. Tarde soleada y semirruedo parlamentario a rebosar (curiosa división sol y sombra: a la derecha, protaurinos de americana y corbata, edad madura; a la izquierda, gente más joven, informal) porque el cartel era de lujo. Aunque sin aportar ni una sola cifra, el empresario taurino Pedro Balañá Tercero (hizo hincapié en que era de tercera generación)se limitó a informar de que "los toros van a más en Cataluña y eso que a los aficionados cada vez se nos increpa más y se nos trata de éticamente inferiores".
En realidad, Balañá, que admitió que ha dejado la concesión de la plaza Monumental de Barcelona a terceros, dio capotazo a la suerte de banderillas que fue la intervención de Juan Carlos Illera del Portal, veterinario que para la Universidad Complutense de Madrid, junto a las de Córdoba, León y Navarra, realiza a cabo un estudio sobre el estrés y el dolor del toro ante la corrida, argumento crucial de los animalistas. Sobre 980 toros y 620 novillos, y tras partir de enzinoinmunoanálisis diversos, clavó dos pares: que los toros sufren muchísimo más estrés durante el trayecto y a la salida al ruedo que con las puyas, banderillas, y estoques; que el rejoneo, los recortes y la lidia portuguesa les castiga más que la lidia y que el dolor no aumenta desde el puyazo, entre otras cosas quizá porque el tálamo de un toro de lidia es "un 19% más grande que el del toro de carne", por lo que "segregaría más y más rápidamente endorfina".
Los diestros Luis Francisco Esplá y Serafín Serrano Marín tomaron la alternativa parlamentaria de manera distinta. El primero, licenciado en Bellas Artes y con verbo florido envidia seguro de algún parlamentario de ayer, capeó por la vía de la reivindicación cultural ("el toreo despierta unas emociones sólo comparable a la ópera"), que era "una discusión insoluble", "un problema de conciencias y de conceptos sobre el bien y el mal" y que "jamás he sentido piedad al matar un toro". Serrano, de 26 años, tiró de la muletilla de unas imágenes (él con la barretina, con la Moreneta, con la senyera) y recriminó con quizá falta de tacto verbal que los "parlamentarios, "con un dedito, voten si se ha de acabar mi profesión en Cataluña. Quiero torear aquí".
Las puyas más duras fueron de los políticos: la copresidenta del Grupo de los Verdes-Alianza Libre Europea, Mónica Frassoni, y el concejal de ERC Jordi Portabella. La primera asoció la lógica del dominio del hombre sobre la naturaleza que impone el toreo a la de "pegar patadas las mujeres". El catalán, tras un sinfín de datos oficiales, dijo: "Sin las subvenciones públicas hoy la fiesta ya no existiría". Y se defendió de estocadas del PP alegando que él impidió "tres meses antes" de que la agonía de Copito de Nieve fuera pública".
En cualquier caso, y ayer se vio, queda aún mucho toro político por lidiar en Cataluña.
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