"Soy un producto del nepotismo"
Jeff Bridges, Oscar al mejor actor, culminó en la madrugada de ayer sobre el escenario del teatro Kodak un viaje que tiene algo de justicia poética. El viejo intérprete (de 60 años) recibe una justa recompensa a décadas de trabajo en la industria. Antes del triunfo, Bridges recibió la semana pasada a EL PAÍS en una coqueta aunque bastante frugal suite del cotizado hotel Soho de Londres.
Bridges no siempre participa en este tipo de circo mediático (de entrevistas a granel y en serie), pero Corazón rebelde quizá valga la pena. En esa película agridulce interpreta a Bad Blake, un cantante de country de los años setenta en plena decadencia artística y personal. Alcohol, tabaco, mujeres y moteles baratos llenan los días y las noches de Blake entre concierto y concierto. "Es una película con un presupuesto modesto", explica. Le costó enrolarse en el filme, en parte porque siempre le ha costado aceptar nuevos proyectos, y asegura que lo que al final pesó más a favor de su elección es que se trata de una historia relacionada con la música, una de sus grandes pasiones. Y, también, que le "interesa hacer películas con directores noveles".
Pese a su aspecto de viejo hippy, lo que más le gusta en esta vida, además de actuar, la música, la fotografía y el dibujo, es estar en casa con su mujer, Susan, con la que se casó en 1977 y con la que ha tenido tres hijas. "La familia es muy importante", subraya. "Mi padre era actor y mi madre era actriz. En cierto modo me hice actor por eso. Soy un producto del nepotismo. Pero también me interesan otras cosas, como la música y la fotografía", advierte. "Sí, es posible también que eligiera ser actor porque está mejor pagado que la fotografía o dibujar cómics".
Afirma que Corazón rebelde se puede entender como una película sobre la soledad, o sobre el triunfo y el fracaso, o sobre el alcohol, o el sexo, o la América profunda, o la música. También y sobre todo en términos de familia. "En la película, el factor decisivo para la protagonista es su hijo", asegura. "No quiere arriesgarlo. Y cambia de vida precisamente para demostrar que es capaz de hacerse cargo del hijo".
¿Es Bridges un hombre interesado en el éxito? "Eso depende de lo que entendamos por éxito. Si por triunfar entendemos ganar dinero, es una cosa. Pero a lo mejor lo más importante, el triunfo, no es el dinero, sino el ser capaz de cambiar de vida".
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