Rendir cuentas

Una vez más, el Ministerio de Educación quiere universidades más transparentes para financiar las mejores y exigirles rendir cuentas a tenor de lo recibido (EL PAÍS, 1 de marzo). Pero para financiar las mejores es preciso saber dónde están los mejores equipos en docencia, en investigación, y en innovación y transferencia de las universidades españolas.

Desgraciadamente, las encuestas nunca han servido para nada, ya que lo que el ministerio da cada cinco años al profesorado son los denominados tramos docentes para recompensar (con 80 euros al mes) su dedicación. La perversión es que los da a todo el mundo, y en igual cuantía, tanto si son buenos docentes como si no. Por añadidura, los investigadores del CSIC, que no dan docencia alguna, también los reciben, y los políticos en excedencia de sus universidades, también. Prodigioso. Y en investigación, lo más ajustado para medir su bondad son las citaciones por año de los trabajos publicados y no el número de trabajos. Por contra, el ministerio da tramos de seis años (a 80 euros al mes) a aquellos que cumplen sólo unos mínimos (cinco trabajos en seis años). Cumplidos estos mínimos tanto da dónde los hayas publicado y si te citan o no. Y, como era de esperar, los políticos en excedencia de su universidad también cobran estos tramos. Eso es justicia y fomento de la competencia y la excelencia.

En vez de hablar tanto, elaboren y hagan públicos estos resultados -el ministerio tiene acceso a ellos-, premien adecuadamente a los mejores, retiren ya las prebendas a políticos en excedencia, y metan en cintura a los que nada o poco hacen en las universidades. Hecho esto, propongan su nueva financiación.