¿Más formación, menos paro?

He de reconocer que me he divertido mucho leyendo su artículo de "a más formación, menos paro", publicado el 2 de febrero, y es que no deja de sorprenderme que en un país en el que, según algunas fuentes, va para cuatro millones el número de universitarios que acaban dedicándose a trabajos que nada tienen que ver con su formación, sigamos emperrados en seguir alentando a que se estudie más y más, a no ser que la educación se haya convertido en un bien de consumo más, que no se sepa ya qué decir para mantener a la gente en el limbo, que haya que hacer lo que sea para que no se dispare más la tasa de paro o que sea una fuente de ingresos tan golosa para múltiples instituciones, desde las universidades a las academias, pasando por sindicatos y empresas, que no se puede matar a la gallina de los huevos de oro.

En cualquier caso, una sociedad que presenta una brecha tal entre mercado laboral y educación no debería seguir alimentando la frustración que puede provocar que un biólogo acabe de repartidor, un geólogo de mozo de almacén y un geógrafo o un ingeniero de peón forestal, habiendo tenido que estudiar más de 20 años para acabar haciendo trabajos con los que sobra incluso la educación primaria.

Pero en fin, visto lo visto, algún encargado de planificar y adecuar los planes de estudio a las futuras perspectivas de empleo, así como de seguir alimentando esta mentira, quizá debería ingresar en el frenopático por si su caso aún tiene tratamiento.