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Los problemas de los inmigrantes

"Nos da igual cómo llegaron a España"

La inmensa mayoría de los municipios inscribe en el padrón a cualquier inmigrante que presente el pasaporte y acredite vivir en la localidad

Torrejón de Ardoz (Madrid), Vic (Barcelona), Ceuta y Melilla son, de momento, islas en medio de la normalidad. La primera ya está poniendo todo tipo de trabas para impedir el empadronamiento de sin papeles, mientras que la segunda se dispone a dificultarlo a partir de febrero. Pero en el resto de España, especialmente en aquellas ciudades con mayor población inmigrante, reina la normalidad, con alguna excepción. El pasaporte y un documento que acredite que se vive en una casa de la localidad permiten inscribirse en el padrón, cuyo objetivo principal es reflejar la población real.

- Madrid. "Aquí no los investigamos". Los pocos inmigrantes que hicieron cola ayer para empadronarse en los distritos de Chamberí y Centro no tuvieron ningún problema. "Hemos venido para pedir el padrón y nadie nos ha puesto ningún problema. Lo único que te piden es el pasaporte en regla y que demuestres que vives en una casa de este distrito", explican dos chicas que no quieren revelar su nacionalidad. "Lo que sí se empieza a escuchar en la cola es que a los sin papeles se les va a denegar la solicitud", confiesan. La encargada de la oficina del distrito de Chamberí afirma que diariamente atienden a unas 100 a 200 personas. ¿Cuántos inmigrantes? "No se lo podemos decir con exactitud. Pero aquí no interpretamos la ley como en Vic. Si los inmigrantes nos presentan su pasaporte y una factura de luz o de gas, ya está hecho. Somos funcionarios. No entramos a investigar cómo llegaron a España; si son legales, o no. No somos policías".

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- Alicante. La excepción era Crevillent. En la provincia de Alicante ningún municipio ha cerrado el grifo del empadronamiento. "No me han puesto ningún problema. Sólo me han pedido el contrato de arrendamiento y la tarjeta de residente", señaló Sandra, de nacionalidad colombiana. No obstante, en Crevillent, con la mayor colonia de magrebíes de la provincia, el empadronamiento de estos extranjeros era un suplicio hasta hace de dos años. El alcalde, César Augusto Asencio (PP), decidió exigir, entre otros requisitos, foto del aspirante y medidas mínimas de la vivienda y certificado de arraigo. El Gobierno frenó la iniciativa, pero tácitamente se aplicó hasta hace dos años. En el lado opuesto está Torrevieja, que en dos años pasó de 80.000 a 100.000 habitantes a base de extranjeros, que raramente pueden justificar que viven allí.

- El Ejido. Normalidad para el 32% de la población. Un pasaporte en vigor es el único documento que deben aportar los inmigrantes para empadronarse en El Ejido, al margen de la acreditación de la ocupación de una vivienda en el municipio. Éste cuenta con 84.227 habitantes de los que 27.066 son extranjeros, en su mayor parte marroquíes jóvenes. Son el 32% de la población de un municipio en cuyo ayuntamiento ayer se podía ver a extranjeros cumplimentando con normalidad su empadronamiento.

- Reus y Tortosa. Problemas para todos. Los ayuntamientos de Reus y Tortosa (Tarragona) aplican desde 2007 restricciones para el empadronamiento. Se aplica el mismo rasero a inmigrantes y autóctonos, aunque son los indocumentados los más perjudicados. El Síndic de Greuges (Defensor del Pueblo catalán) alertó el mes pasado de que estas exigencias no se adaptaban a la ley y restringían derechos ciudadanos. En diciembre de 2007, el alcalde de Reus, Lluís Miquel Pérez (PSC), consensuó un decreto en el que obliga para empadronarse a presentarse en el Ayuntamiento junto al dueño del piso y mostrar el contrato de alquiler o la escritura de la casa. El consistorio de Tortosa, gobernado por Ferran Bel (CiU), obliga a presentar los mismos documentos y la cédula de habitabilidad. Ello incordia a los propios lugareños.

Con información de Santiago Gimeno, Santiago Navarro, Rosabel Rodríguez y Ferran Balcells.

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