Malí da todas las facilidades para negociar la liberación de los rehenes
Ofensiva diplomática de Moratinos y Zapatero para poner fin al secuestro
El Gobierno ha emprendido una ofensiva diplomática para facilitar la liberación de los tres cooperantes catalanes -Roque Pascual, Alicia Gómez y Albert Vilalta- secuestrados el pasado 29 de noviembre en Mauritania por la rama magrebí de Al Qaeda (AQMI). Una de las gestiones más delicadas corre a cargo del titular de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, con el presidente de Malí, Amadou Toumari Touré, quien le ha ofrecido toda su ayuda para acelerar la puesta en libertad de los cautivos. "Su liberación es un asunto mío", le dijo Touré al ministro, según una fuente conocedora de la conversación entre ambos.
Touré ha puesto a disposición de los miembros del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) desplazados a Bamako -y también del servicio francés de espionaje la DGSE- a varios expertos. Se encargan de activar a los intermediarios que, a su vez, se ponen en contacto con los secuestradores.
El CNI ha enviado a agentes a Bamako para hacerse cargo de la negociación
Como en anteriores ocasiones, Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI) mantiene ahora a sus seis rehenes occidentales -un francés, un matrimonio italiano y los tres españoles- en la zona de Kidal, en la región septentrional del país, fuera del control de las autoridades.
Los jefes locales de AQMI, todos ellos argelinos, se relacionan con notables tribales que, en anteriores ocasiones, actuaron como intermediarios para negociar el pago de rescates. Algunos empezaron a aprender ese oficio en 2003.
Touré, que visitó oficialmente Madrid en enero de 2007, mantiene muy buenas relaciones con el presidente José Luis Rodríguez Zapatero, con el que se encontró por última vez en la cumbre de Abuja (Nigeria), en junio pasado. Prácticamente ausente de Malí desde que este país accedió a la independencia de Francia en 1960, España se ha volcado en los últimos años con el objetivo de frenar la emigración clandestina. En 2007 abrió una embajada y una oficina técnica de cooperación.
"Touré es un amigo de España y, dentro de la complejidad de la situación, eso supone una ventaja", explican fuentes diplomáticas. El Gobierno mantiene un férreo mutismo sobre las negociaciones en curso, a la espera de que los secuestradores trasladen sus demandas y desvelen si sólo quieren dinero o exigen, además, la liberación de presos.
Las gestiones diplomáticas no se limitan, sin embargo, a Malí. Zapatero aprovechó la reciente cumbre contra el cambio climático de Copenhague (Dinamarca) para reunirse, por vez primera, con el presidente mauritano, el general Mohamed Uld Abdelaziz, con quien analizó el auge del yihadismo en su país.
La lucha antiterrorista en el Magreb será también un eje central de la visita que el presidente argelino, Abdelaziz Buteflika, hará el 7 de enero a Madrid. Las autoridades argelinas se pusieron en contacto con las españolas, nada más producirse el secuestro, para ofrecer su colaboración, pero eso no significa que el diálogo sea fácil.
Parte del dinero que AQMI recauda con los secuestros en el Sahel -más de 20 millones de euros desde 2003- lo destina a comprar armas y financiar atentados en el norte de Argelia. De ahí que Buteflika se oponga rotundamente al pago de rescates por parte de los países occidentales.
"Argelia ha enviado al Consejo de Seguridad de la ONU una propuesta que prevé sancionar a los Estados que negocian el pago de rescates con grupos terroristas para obtener la liberación de rehenes", explica Mérouane Azzi, abogado penalista que trabaja para el Gobierno argelino. "Argelia es la primera víctima de estos golpes mortales", insiste Azzi. "El dinero que se vierte a esos grupos costea el terrorismo que padecemos nosotros".
La visita de Buteflika a Madrid tiene una especial relevancia porque el Gobierno ha suspendido la mayoría de los contactos bilaterales durante la presidencia española de la UE, que se inicia el 1 de enero, para no recargar aún más la agenda.
La cumbre con Argelia es una excepción. Buteflika acudirá a Madrid acompañado por sus ministros de Exteriores, Energía, Transportes e Interior.
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