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Reportaje:CARAS DEL SOBERANISMO EN CATALUÑA

Más independentistas, pero más divididos

Las consultas soberanistas constatan el auge del independentismo catalán y ponen al descubierto sus debilidades

En su papel de líder mesiánico, el defenestrado líder de Esquerra Republicana de Catalunya Josep Lluís Carod Rovira se atrevió hace un par de años a ponerle fecha a la independencia de Cataluña: sería en 2014, justo en el tercer centenario de la caída de Barcelona ante las tropas borbónicas. Carod Rovira no logró que la idea cuajara ni siquiera entre sus correligionarios, que lo consideraron una excentricidad más de un dirigente que veía cómo su liderazgo se desmoronaba.

Pero dos años más tarde, y con Carod ya en retirada, en el independentismo catalán hay sectores que no sólo piensan que 2014 es posible, sino que quieren adelantarse el calendario al dar directamente por muerto el Estatuto de Autonomía pendiente del Tribunal Constitucional. Son los independentistas que el pasado domingo, y casi al margen de los partidos tradicionales, organizaron 166 consultas informales en otros tantos municipios para reivindicar la independencia de Cataluña. La convocatoria distó de ser un éxito electoral -sólo votaron el 27% de los convocados- y ha vivido severas divisiones internas entre las plataformas organizadoras, pero todos los partidos, en especial los nacionalistas, han tomado nota del buen nivel de organización que ha logrado movilizar a casi 200.000 de las 700.000 personas convocadas, pese a saber que la consulta no tenía validez legal alguna.

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Ahora, Esquerra Republicana y Convergència Democràtica, los partidos que en los últimos años han pugnado por el espacio independentista, han dado síntomas de nerviosismo. Temen que un movimiento que han apoyado sin inmuscuirse demasiado se les acabe volviendo en contra. Y es que no son pocas las voces dentro de las plataformas organizadoras que se proponen que de la consulta del pasado domingo surja una nueva plataforma electoral que tenga la independencia de Cataluña como único punto de su programa político.

Las encuestas oficiales reflejan que el independentismo está en auge en Cataluña. Coincidiendo con lo que parece un próximo desenlace del paso del Estatuto por el Tribunal Constitucional, un 21% de los catalanes se declaran independentistas, una cifra nunca alcanzada en las encuestas oficiales. Los sondeos de los partidos no nacionalistas elevan esta cifra al 25% y los promotores de las votaciones han basado su campaña en hacer creer que ni Esquerra Republicana ni mucho menos Convergència pueden dar salida a sus inquietudes. Los primeros por haber apoyado a un socialista como José Montilla para presidir la Generalitat y los segundos por haberse entregado al PP durante ocho años.

Joan Carretero, ex dirigente de ERC y ex consejero del Gobierno catalán con Pasqual Maragall, se ha basado en esta idea para impulsar un nuevo proyecto que intenta beber del movimiento de las consultas. Su partido recién salido del horno, Reagrupament, aspira a entrar en el Parlament aun a riesgo de dividir el independentismo y volver a las épocas en que los diputados soberanistas eran una minoría casi residual en el Parlament de Cataluña. Basa su proyecto en convencer de que el independentismo no entiende de derechas y de izquierdas y que el enemigo a batir es España, sin más. Los grandes partidos han optado por ignorarle y ERC, que se limitaba a mirarle de reojo, ha tenido que recuperar el plan de Carod de convocar una referéndum en la próxima legislatura. Pero Carretero no pasa semana que no hinque el diente a la tarta del electorado independentista, ya sea ofreciéndole el primer puesto de su candidatura al presidente del Barça, Joan Laporta, o a base de descalificar con un mensaje populista a todos los políticos.

Carretero es una de las caras que más se ha prodigado en los medios afines al movimiento independentista. Rivaliza con las CUP, Candidaturas de Unidad Popular, que en las últimas elecciones municipales ya le dieron un doloroso mordisco a ERC al arrebatarle decenas de concejales en la Cataluña profunda con un mensaje de radicalidad independentista de izquierdas.

Por si la división no fuera suficiente, de las consultas están despuntando nuevos dirigentes que prometen la luna a los soberanistas. Sin ir más lejos, Carles Mora, el alcalde de Arenys de Munt (Barcelona), que ha entrado con fuerza en el imaginario independentista como el David que ha desafiado a Goliat organizando la primera consulta, para pasmo de ERC. De aire curil y convencido de que España ya no aporta nada a Cataluña, Mora ha pedido en el Parlament que el referéndum de independencia con el que sueñan los nacionalistas tenga ya su fecha en el calendario. Y 2014, mantiene, es demasiado tarde.

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