La vaca mejor informada
Una serie limitada, por 89 euros la unidad - Los lectores podrán adquirir su pieza en la 'web' de EL PAÍS
Un extraño rebaño de vacas tomó las calles de Madrid a principios de año. Estampadas con colores, letras y dibujos, ideadas por diferentes artistas, la Cow Parade trajo más de 100 bóvidos esculpidos en fibra de vidrio a tamaño real a pastar sobre el asfalto de la capital. EL PAÍS patrocinó una de ellas. Diseñada por la artista Alicia Estefanía, se ubicó en la Gran Vía.
Ahora EL PAÍS ofrece reproducciones, en edición limitada y exclusiva, de La vaca muuuy informada, a tamaño 30 - 17 - 8 centímetros, y a un precio de 89 euros la unidad. Disponible en la tienda de ELPAIS.com (elpais.com/tienda).
Alicia Estefanía (polifacética artista, pintora, fotógrafa, diseñadora gráfica y cultivadora del viejo arte del cianotipo) cubrió la vaca de EL PAÍS de titulares de prensa. "La idea inicial era envolverla en una enorme hoja de periódico", dice, "jugando con la idea de que la prensa lo envuelve todo, pero finalmente estampamos los textos sobre la superficie de la vaca". El animal acabó lleno de titulares, muchos de ellos relacionados con estos mamíferos (las vacas locas, las cuotas lácteas...), pero también otros curiosos. "Pasé muchas noches leyendo incontables periódicos atrasados". De una entrevista con Luz Casal extrajo la frase "soy bastante chula". En el cuello de la vaca se podía leer "los pulpos son encantadores cuando les conoces". Y en el trasero, "tengo un culo fantástico". Titulares que creaban corrillos de transeúntes alrededor del rumiante en la Gran Vía. "Era un concepto que tenía mucho que ver con el diseño gráfico, con la forma en la que estaban dispuestos los titulares, con cómo se cruzaban los textos".
Es la reproducción de una escultura que el diario colocó en el centro de Madrid
La artista pasó mucho tiempo de la calle, cuidando de su criatura. "Iba todos los días a visitarla, veía cómo la gente reaccionaba ante ella y me molestaba cuando se subían encima como si fuera una atracción de feria", recuerda divertida. Las vacas de la Cow Parade fueron objeto de los destrozos de ciertos desalmados por toda la ciudad. Tanto que tuvo que instalarse un hospital de campaña en la Castellana, una pequeña carpa donde un equipo de restauradores recibían cada día a las vacas accidentadas. No daban abasto.
Aun así hubo una pintada que a Alicia Estefanía le gustó. Decía: "No te comas a mi hermana", a lado de un símbolo anarquista, todo en pintura roja. "Me pareció que tenía gran impacto visual", dice. "Se me ocurrió que podíamos dejar la pintada y seguir la evolución de la vaca en un blog. Al fin y al cabo, un periódico es un organismo vivo, dependiente de la actualidad, que muta con el tiempo". Aunque la idea era buena, el proyecto no salió adelante. A pesar de la satisfacción de tener su obra en plena Gran Vía, Estefanía sufrió lo suyo durante la exposición, recuerda entre risas. "Aunque es un lugar donde siempre hay gente, incluso a las tantas de la madrugada, también es donde está más expuesta a cualquier peligro".
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