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Un inusitado poder de difusión

El anteproyecto de Ley de Economía Sostenible causó ayer un verdadero terremoto en Internet. El manifiesto contra la intención del Gobierno de sancionar las descargas sin permiso en Internet, suscrito por blogueros, periodistas, responsables de webs, profesionales y creadores fue colgado a las 9.00 horas y, según Google Blog Search, en apenas seis horas, más de 58.000 blogs se han hecho eco del texto. Y Google, usado por más del 95% de los internautas españoles, incorporó más de un millón de páginas sobre el tema.

Pero el gran aliado para difundir el manifiesto resultó ser Twitter. Aunque es difícil de cuantificar el impacto de la noticia en cifras. Sí se puede, no obstante, medir de forma cualitativa y su alcance ha sido notable. De hecho, la fortaleza y capacidad de influencia de este sitio, que además de una web de microbloggin para comunicarse de manera informal es ya un nuevo canal de comunicación, se puso de manifiesto como nunca antes en España. Más, cuando cualquier iniciativa de protesta requiere de un cauce de expansión del mensaje masivo y Twitter, sobre todo, lo garantiza.

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Hace un año, sólo 250.000 internautas en España usaban el servicio. En octubre de 2009, más de 1,2 millones de personas lo emplean en un mes, según datos de la empresa Nielsen Online, a través de su herramienta NetView.

Bajo la denominación de #hashtag se engloban los temas del momento en Twitter. En pocas horas, los internautas seleccionaron el tema #manifiesto como identificador del manifiesto de los internautas. Con algunas de las herramientas del mercado, se puede analizar el impacto que el asunto está generando y los resultados de difusión son espectaculares en cuanto a los mensajes contrarios al anteproyecto que se difundieron por la Red. Otras herramientas intentan reproducir de manera semántica los principales valores asociados al tema elegido. En este caso, palabras como derechos, defensa, Internet, fundamentales —vinculadas todas al manifiesto y sus connotaciones— resultaron difundidos en volúmenes notables a lo largo del día.

Sumando el ruido que han hecho los principales blogs de este país, su presencia en Twitter y la potencia de Google, el manifiesto logró un inusitado poder de difusión.

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