_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

La felicidad de Pamuk

Juan Cruz

Está feliz Orhan Pamuk, el premio Nobel turco de 2006. Su libro último, El Museo de la Inocencia (Mondadori), no es sólo una ficción (y será un museo, verdaderamente, se inaugurará en Estambul dentro de un año), sino que también es el reflejo de su estado de ánimo. Quién iba a pensar, hace años, decía ayer, en Guadalajara, que un día tendría el Nobel, y tantos lectores. "Y ahí están, mis libros se leen en todo el mundo".

Que iba a ganar el Nobel lo pensó, por ejemplo, Rosa Montero, que dialoga hoy con él en la FIL. Rosa escribió en la presentación de una entrevista que publicó El País Semanal a principios de 2006: "Es el escritor turco más famoso, y su nombre suena para el Premio Nobel".

Más información
México enciende su pasión por los libros
Un premio que consolida un sueño

Ha sobrevivido al Nobel que entonces profetizó su entrevistadora, y ha escrito un libro extraño en estos tiempos, una historia de amor en una ciudad que parece hecha para la melancolía de los enamorados que protagonizan la novela. Es, dice Pamuk, "el Estambul que yo vi en los sesenta y setenta, una ciudad melancólica y arruinada que es la base del Estambul de hoy".

La atmósfera que preside la novela es, efectivamente, la felicidad; Leonardo Sciascia decía que "la felicidad es un instante"; para Pamuk "es algo que sucede, el conjunto de logros y satisfacciones que uno siente que le reconcilian con el mundo". Es, por así decirlo, estar de acuerdo con uno mismo. "A mí me gustan mis enojos, y mis momentos malos, ése es mi mundo". "De chico quería ser pintor", dice Pamuk, "y ser conocido; que me elogiaran me producía gozo, y eso produce optimismo".

El personaje de su libro, con el que Pamuk se identifica en gran parte, exclama al final: "Que todo el mundo sepa que he tenido una vida muy feliz". Puede decirse que desde que empieza la lectura de la novela uno piensa que Pamuk lo ha escrito para colocar esa línea. "Es posible. Tengo 57 años, escribo novelas, ¡y soy muy feliz!".

Como su libro sobre Estambul, una de sus obras maestras, esta novela es para Pamuk una carta de amor a su ciudad, "es un consuelo volver a Turquía; y esta novela fue, mientras la escribí, un refugio, el lugar al que volvía para identificar esos sentimientos de felicidad y optimismo que van recorriendo la novela".

El museo no es sólo una ficción en la novela; lo está construyendo, con los objetos que van apareciendo en el libro. La idea surgió hace 10 años, antes de escribir la novela, y ahí estará, en un edificio de una esquina de Estambul que era muy barata cuando la compró y que ahora se ha convertido en una de las zonas más caras de la ciudad. Hasta que no se abra no dirá nada ni de sus dimensiones ni de su contenido, pero la perspectiva de abrirlo se junta con todas las razones que ahora tiene Orhan Pamuk para ser tan feliz como dice ese personaje suyo: "Que todo el mundo sepa que he tenido una vida muy feliz". La está teniendo. Y es muy feliz, se le nota, en Guadalajara.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_