Sarkozy avala la candidatura de Moratinos a 'ministro de Exteriores' de la UE
La candidatura del ministro español de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, al cargo de alto representante para la Política Exterior y de Seguridad de la Unión Europea (UE) no la ha presentado el Gobierno español, sino el francés. Aunque el presidente José Luis Rodríguez Zapatero no desaprovecha la ocasión de expresar su admiración y afecto personal por el jefe de la diplomacia española, su avalista para uno de los puestos institucionales más importantes de la Unión ha sido el presidente francés, Nicolas Sarkozy. En La Moncloa se ha recibido la oferta con orgullo, en la medida en que supone una muestra de confianza en un miembro del Gobierno español, no exento de preocupación. Ésta se deriva del hecho de que, a menos de dos meses del inicio de la presidencia española de la UE, el próximo 1 de enero, el relevo de Moratinos sería problemático.
"Estoy muy contento de ser ministro de Asuntos Exteriores español. No soy candidato. Es verdad que se habla de mí, pero no soy candidato y no aspiro al cargo", declaró ayer Moratinos. Por su parte, la vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega, aseguró que "hoy" (por ayer), Moratinos no era candidato. "Eso es como están las cosas hoy; mañana los líderes europeos tomarán las decisiones pertinentes".
La solución Moratinos depende de cómo se desarrollen esta noche los debates entre los dirigentes europeos. Si, como se da por sentado, el presidente del Consejo Europeo pertenece al Grupo Popular -y el favorito en casi todas las quinielas es el primer ministro belga, Herman Van Rompuy- , el alto representante debería ser un socialdemócrata. Así lo reclamó el Grupo Socialista Europeo, con el que Zapatero volverá a reunirse hoy, en su última cita, en octubre pasado.
El problema es que el alto representante será también vicepresidente de la Comisión y el país del que proceda no tendrá derecho a ningún otro comisario. Como la mayoría de los Gobiernos europeos son conservadores, es poco probable que se muestren dispuestos a ceder a los socialistas (es decir, a la oposición) su único asiento en la Comisión.
Aunque no por razones ideológicas, Zapatero tiene un problema parecido, pues la elección de Moratinos dejaría fuera a Almunia. El presidente quiere que Almunia siga en la Comisión y, a ser posible, como comisario de Economía. Zapatero apoyó la reelección al frente de la Comisión de Durão Barroso, en contra de la mayoría de los socialistas europeos, y espera que se lo pague con una cartera económica, tan importante como la que España tiene ahora si no puede ser la misma. Con la crisis, la cartera de Almunia tiene muchos novios; entre ellos, Francia.
En la Moncloa ni siquiera se descarta que Javier Solana siga como alto representante, con los poderes reforzados que da el Tratado de Lisboa, aunque por un periodo de tiempo limitado.
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