Memoria literaria, bronca política

Al margen de los intereses económicos, la pugna por el legado del poeta Miguel Hernández también esconde disputas políticas. Los documentos y recuerdos personales del poeta llevan 30 años custodiados por el Ayuntamiento de Elche. Se trata de la principal ciudad gobernada por los socialistas en toda la Comunidad Valenciana. Su alcalde, Alejandro Soler, es consciente de que se juega mucho y no puede permitirse perder los fondos literarios del poeta, y menos en víspera de celebrar su centenario. La familia del escritor tensa la negociación, acusa a los gestores de Elche de "incumplir" compromisos, "descuidar" el legado y amenaza con llevárselo al extranjero.

Y mientras las negociaciones entre unos y otros se eternizan, el PP aprovecha la coyuntura para mover sus hilos. La Diputación de Alicante, que preside José Joaquín Ripoll, del PP, tendría capacidad financiera para negociar y adquirir el legado. Su idea sería depositar toda la documentación en Orihuela, ciudad natal del poeta, gobernada por el PP. Ripoll ni ha confirmado ni desmentido esta posibilidad, aunque dejó claro que su objetivo era "que el legado permanezca en la provincia de Alicante; eso es lo que buscamos todos".