Lejos de la recuperación
La economía mejora en el tercer trimestre, pero el elevado desempleo retrasa la reactivación
Los indicadores económicos conocidos ayer confirman que la economía española no estará entre los primeros países que alcancen la recuperación económica. Según el Banco de España, en el tercer trimestre de 2009 la economía española se contrajo el 0,4% en tasa intertrimestral, lo cual supone una mejora de siete décimas respecto al trimestre anterior. Esa tasa intertrimestral equivale a un descenso del 4,1% en tasa interanual, una décima menos que en el trimestre anterior. El retroceso de la economía española se va atenuando progresivamente, aunque todavía está muy lejos el momento en que se registren tasas intertrimestrales de crecimiento positivas, que sería lo más próximo a la equívoca figura de los brotes verdes.
Mientras eso sucede en España, en Estados Unidos aparece la primera buena noticia de los últimos 12 meses; en el tercer trimestre la economía estadounidense creció el 3,5% en tasa anualizada, después de haber caído el 6,4% en el primer trimestre y el 0,7% en el segundo. Pesan todavía, y mucho, las condiciones precarias del mercado inmobiliario, las dificultades crediticias, la evidencia de que el paro seguirá siendo elevado a pesar de la reactivación y la expectativa de una recuperación en falso si se retiran antes de tiempo los estímulos a la economía. Pero para EE UU sí puede decirse con cierto grado de verosimilitud que lo peor de la recesión ha pasado.
En el caso de España, los próximos trimestres son menos halagüeños. El consumo está en plena depresión, la inversión no tiene visos de reaccionar y las instituciones financieras, conviene recordarlo, no han normalizado el flujo crediticio. Sobre la economía española pesa además el riesgo de que el BCE decida suspender las facilidades crediticias de urgencia organizadas para mitigar la crisis financiera.
La excepcionalidad de la recesión española hay que buscarla en el retraso en zanjar la crisis bancaria propia y en el tremendo peso del paro. No es lo mismo salir de una recesión con una tasa de paro en el entorno del 10% como máximo que rozar el 20%. En el segundo caso no sólo se disparan los costes de los estabilizadores automáticos sino que el malestar social deprime el consumo y frena las opciones de reactivación. Por eso la capciosa pregunta de Cristóbal Montoro a la vicepresidenta de Economía en el Congreso sobre cuándo se producirá la recuperación tiene una respuesta obvia: cuando empiece a crearse empleo. Es probable que eso no suceda antes de 2011.
La moderadísima mejora del tercer trimestre se debe en parte a los planes de estímulo económico del Gobierno, que tiene el camino ya trazado si quiere acertar: debe mantener los programas de inversión pública, respetar los compromisos de los costes sociales y arreglárselas para preservar los compromisos financieros públicos en un nivel compatible con una buena calificación de los mercados. El equilibrio es difícil, pero ésa es la tarea que impone una recesión profunda.
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