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Reportaje:

El libro más largo del mundo

La Unesco cierra su monumental obra 'Historia de la humanidad', iniciada hace medio siglo - 1.600 expertos han completado seis colecciones de siete tomos cada una

Una obra monumental para la monumental historia del mundo. Unas dimensiones tan gigantescas como sus objetivos teóricos: seis colecciones de siete volúmenes cada una, más de 1.600 expertos de todo el mundo contando la historia del hombre... y sus claroscuros. Todo ello, a lo largo de seis décadas.

Londres, 1943. Los aliados se reunían en la capital británica para empezar a organizar el mundo tras la barbarie nazi. Ya entonces asomaba una idea que ha tardado más de medio siglo en culminar: fue la primera vez que se habló de escribir una historia universal para hacer hincapié en lo que los pueblos habían construido juntos, en oposición a la destrucción de la guerra. La Unesco emprendió esta labor a partir de la década de los cincuenta. A principios de mes se han reunido en París varios autores que han participado en esta aventura para analizar cómo darle la mejor salida a este tesoro que constituye el libro más largo de la historia.

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El gigantesco proyecto comenzó oficialmente con el inicio de la colección Historia de la humanidad, en 1952, en un primer momento bautizada como Historia del desarrollo científico y cultural de la humanidad, en un esfuerzo por relatar una visión histórica multidisciplinar. Con los años se le han sumado otras cuatro colecciones regionales sobre África, Asia Central, América Latina y el Caribe, y una temática sobre el islam. Quedan por publicar tres tomos del Caribe y uno sobre el islam antes de finales del año que viene.

"La visión en sí ya era utópica", relata Alí Moussa, jefe de la sección de diálogo intercultural de la Unesco. "Por supuesto, de la utopía a la realidad, siempre hay un abismo". Cuando se creó la primera comisión de expertos, en plena guerra fría, las divisiones eran patentes entre occidentales y especialistas del Este. Pese a todo, se lograron superar las diferencias y llevar adelante el proyecto. El otro gran reto era huir del etnocentrismo y el primer debate fue sobre la división de la historia. Es célebre la anécdota del experto chino que recalcó que durante el renacimiento europeo, en el siglo XIII, su país ya había tenido varios renacimientos y decadencias. A pesar de los esfuerzos, la primera versión siguió siendo demasiado europea y a finales de los setenta se lanzó una segunda edición más universal, cuyo último volumen salió finalmente el año pasado.

Entretanto se había lanzado la Historia general de África, destinada a "descolonizar la historia del continente y mostrar su diversidad". A medida que se fueron independizando, a partir de los años sesenta, los países africanos fueron ingresando en los organismos internacionales, incluida la Unesco, y reclamaron una colección dedicada a su continente. Aquí también los debates fueron constantes, como aquel que se celebró en 1964 en El Cairo sobre el carácter africano del Egipto antiguo. "Egipto para los occidentales siempre ha sido extraído de África, presentado como una historia mediterránea, pero algunos especialistas insistieron en que está anclado en el valle del Nilo", explica Moussa.

Siguieron las colecciones sobre Asia Central, una región sobre la cual no existía ningún estudio general; América Latina, en un esfuerzo por acercarse a la historia desde el punto de vista de sus sociedades; sobre el Caribe, privilegiando "una visión desde el interior" y sobre los aportes del islam al mundo. En el proceso, varios de los mayores contribuidores se han quedado en el camino y no han podido ver su obra completada, como el historiador americanista español Guillermo Céspedes del Castillo, fallecido en 2006.

"Todo este trabajo no tiene sentido si no es conocido, utilizado, reutilizado y releído", explica Moussa. La primera tarea será ahora la traducción. De momento, las seis colecciones no están disponibles en un único idioma. La de América Latina existe sólo en español y la del Caribe sólo en inglés. Para aumentar su difusión la organización también es consciente de que necesita publicar ediciones más baratas, utilizar las nuevas tecnologías para distribuir contenidos gratuitos en línea y lanzar una estrategia más agresiva para aumentar su presencia en las universidades.

Aunque su gran ambición se centra en el continente africano. La Unesco participará en la próxima conferencia de ministros de Educación de la Unión Africana, con la que trabaja para elaborar contenidos pedagógicos de Primaria y Secundaria comunes a todos los Estados. Cuenta con el apoyo político de los Gobiernos en cuestión y con una financiación de dos millones de dólares de Libia.

Si bien el proyecto que se fraguó durante la Segunda Guerra Mundial, superó las tensiones de la guerra fría y cambió de prisma con la descolonización, aparece hoy como un antídoto a la teoría del choque de las civilizaciones de Samuel Huntington. "Tras la guerra, en la que hubo un choque de las ambiciones, aspirábamos a la comprensión mutua. Es increíble que 50 años más tarde, esta idea haya vuelto y haya tenido un eco formidable", considera Moussa. "Es una generalización grotesca creer que una cultura es un bloque".

Hitos de una obra magna

- De la prehistoria al inicio de la civilización (bajo la dirección de S. J. de Laet). El primer volumen de la Historia de la humanidad de la Unesco repasa el periodo desde los primeros hombres que vivieron en África hasta la invención de la escritura. En cuanto a la obra titulada África bajo el dominio colonial, 1880-1935 (bajo la dirección de A. A. Bohanen) ofrece una visión de la colonización vista desde dentro y de los cambios que supuso para el continente.

- El volumen titulado Las sociedades originarias (bajo la dirección de Teresa Rojas Rabiela) propone un exhaustivo repaso a la riqueza cultural de las "sociedades originarias" del continente americano para entender las sociedades latinoamericanas de hoy.

- Una de las partes más interesantes de esta monumental obra es la que lleva por título Ciencia y tecnología en el islam (bajo la dirección de A. Y. al Hassan). Este volumen reciente trata de cubrir un ámbito poco estudiado, el del aporte de la civilización islámica no sólo a terrenos como los de las matemáticas, la astronomía y la física, sino también a otros ámbitos como son la geología y la botánica. Además, abre el debate sobre el declive de la ciencia islámica.

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