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Carmen Cervera y la ministra empiezan con buen pie

La baronesa da por desbloqueada la negociación sobre su colección

Los primeros visitantes de la exposición con la que el Museo Thyssen ensalza el exquisito realismo de Henri Fantin-Latour (1836-1904), fueron ayer los miembros del patronato. Y por primera vez asistió la ministra Ángeles González-Sinde. La escenografía iba a servir para lanzar un mensaje: a la salida, Carmen Cervera adelantó que las negociaciones para que su colección personal permanezca en el museo se han vuelto a poner en marcha. Quedaron paralizadas con el anterior equipo ministerial pero, según aclaró Cervera, hay fijada en el horizonte cercano una reunión con la ministra para hablar de las 240 obras que permanecerán en depósito hasta 2011 y que se exponen en las nuevas salas del museo desde 2004. Son obras de todos los periodos, procedentes, en su mayor parte, de la colección del barón Thyssen.

En las primeras conversaciones se habló de venta y no hubo acuerdo, aunque Carmen Thyssen es partidaria de buscar alguna fórmula de alquiler con derecho a compra. Ayer se negó a adelantar nada, pero se mostró optimisma con la nueva situación.

La cuestión pecuniaria no consiguió ensombrecer, con todo, la puesta de largo de 1a obra de Fantin-Latour en el museo madrileño. La muestra dibuja el retrato de un pintor en la cúspide del realismo del siglo XIX. Y lo logra a través de sus retratos, sus naturalezas muertas y sus ensoñaciones inspiradas en la ópera, con las que construyó una obra radicalmente exquisita.

Pese a estar vinculado a los grandes del arte moderno, como Degas o Monet, el nombre de Fantin-Latour no es tan conocido por el gran público. A ese rescate se entrega la Fundación Thyssen con esta gran retrospectiva de 70 obras, la primera que se le dedica en España. Procedente en su mayor parte de la Fundación Gulbekian de Lisboa, la exposición es un recorrido por los mundos íntimos del pintor. Vincent Pomarède, conservador jefe de pinturas del Museo del Louvre, comisario de la exposición, achacaba la incomprensión de la obra de Fantin-Latour a su naturaleza ambigua. "En medio del realismo y del simbolismo academicista, su negativa a participar en el movimiento impresionista le dejó fuera de los circuitos", explicó.

Guillermo Solana, conservajor jefe del museo, recordó que Fantin-Latour fue un hombre tímido, elusivo, ajeno al ruido mundano, y que por ello pertenece a la clase de artistas que requieren de un esfuerzo para ser conocidos.

La primera sala está dedicada a los autorretratos. Una docena de obras, elegidas entre las más de 50 que llegó a pintar, muestran a un hombre que, en las diferentes etapas de su vida, hace consigo mismo un trabajo de investigación pictórica. Algunos de estos cuadros recuerdan los autorretratos de Rembrandt o de Durero.

Vienen después los trabajos inspirados en el Louvre, museo en el que Fantin-Latour trabajó mucho tiempo como copista. Están sus obras más famosas, los bodegones de frutas y flores y los retratos. Aunque la joya de la exposición es el cuadro titulado Los poetas, prestado por el museo D'Orsay y en el que se pueden ver retratados a Verlaine y Rimbaud. No así a Baudelaire, destinado a ser el personaje central del cuadro y que finalmente fue sustituido debido a una rencilla literaria por un ramo de flores de color malva.

Un visitante, ayer en la exposición de Fantin-Latour en el Thyssen de Madrid.
Un visitante, ayer en la exposición de Fantin-Latour en el Thyssen de Madrid.SAMUEL SÁNCHEZ

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