Bilbao aprovecha la crisis para retocar a fondo su Gobierno

Crisis de Gobierno para optimizar los escasos recursos. Así planteó ayer el diputado general de Vizcaya, José Luis Bilbao en la Casa de Juntas de Gernika, la primera remodelación de carteras peneuvistas que acomete en los seis años que lleva al frente de la institución. La pasada legislatura cambiaron dos diputados, pero eran de su ex socio, EA.

La próxima semana su nuevo Gabinete va a pasar de tener diez departamentos a nueve "para adaptarse" a las transferencias de innovación y políticas activas de empleo, y "para reducir gastos", según argumentó durante el debate de política general, en una coyuntura de recesión económica que ha empujado cuesta abajo a la recaudación de impuestos -en esa carrera Vizcaya está a la cabeza de la caída, con el 25,2% en agosto-. Sin embargo, la fusión de dos departamentos arrastra la destitución de dos diputados y el cambio de titulares en otras tres carteras.

"Nos ha dado una clase de economía con gripe", criticó el popular Olazábal

Por ello, los partidos de la oposición creen que Bilbao prepara el final de la legislatura y, con la excusa de la recesión, ha decidido retirar a dos diputados que no han cumplido con sus expectativas y, de paso, reforzar su Gabinete para el tiempo que queda hasta las elecciones municipales y forales de 2011. "Está personalizando en dos departamentos poco activos el fracaso de todo su Ejecutivo", le criticaron ayer desde la bancada socialista.

Los diputados salientes son Eusebio Larrazabal e Izaskun Artetxe, titulares de Empleo y Formación, y de Innovación y Promoción Económica, respectivamente. Iñaki Hidalgo, todavía diputado de Obras Públicas, asume la nueva cartera de Promoción Económica, en la que se funden aquellos dos departamentos. La nueva diputada de Obras Públicas será Itziar Garamendi, que deja Transportes y Urbanismo, cartera que será ocupada por la ex alcaldesa de Durango Pilar Ardanza, hasta ahora directora de Relaciones Municipales.

Bilbao vistió la remodelación de su gabinete como una consecuencia de la mala situación económica y como un capítulo más de las reformas que está introduciendo para poner en práctica una "economía de guerra". Según dijo, comenzará con la "congelación" por segundo año consecutivo de los salarios de los cargos públicos, seguirá con la reordenación en dos sociedades de la extensa red de sociedades púbicas y participadas, y, en tercer lugar, intentará la "contención retributiva" de los empleados públicos. En este campo el margen de maniobra es reducido, tras firmar un acuerdo hasta 2011 con ELA que les garantiza subidas anuales por encima del 3%. La cuarta pata es la elaboración y aprobación de unos presupuestos para 2010 ajustados, pero sin tocar ni un céntimo del gasto social.

En ese punto, el portavoz socialista José Antonio Pastor ofreció a Bilbao un marco de negociaciones. Un guante que el diputado general, en minoría en las Juntas Generales, recogió sin dudar en la primera intervención de la tarde, con el permiso del PP. Fuentes de este partido confirmaron que, ante la actual situación económica, no tiene ninguna intención de condicionar un eventual acuerdo presupuestario entre socialistas y nacionalistas en Vizcaya.

"Nos ha dado una clase de economía con gripe", le recriminó el portavoz del PP, Carlos Olazabal, que le pidió más efectividad en la criba de las sociedades públicas. "¿Dónde está ese ajuste duro que dice?", le preguntó, "si lo que está haciendo es comerse los más de 600 millones en ahorros de 2007 y 2008".

La gravedad de la crisis sobrevoló el hemiciclo todo el día y fue el argumento principal que esgrimió Bilbao para asumir todas y cada una de las reclamaciones que está haciendo el PNV en el marco de la negociación presupuestaria con el PSOE en el Congreso de los Diputados. Investido como ariete institucional de su partido contra el Gobierno vasco, pidió "liderazgo" al lehendakari Patxi López "para defender lo nuestro". Se refería exactamente al blindaje del Concierto Económico que se debatirá en el Congreso de los Diputados a través de una proposición de ley remitida desde el Parlamento vasco, y a la devolución de los 456 millones del IVA que tiene que hacer la Administración central a Álava. "Quiero que López se ponga la camiseta de Euskadi", dijo ante la atónita mirada del portavoz socialista, José Antonio Pastor. A cambio Bilbao le ofreció lealtad, aunque precisó que eso no significa ni "subordinación ni vasallaje".

Era prácticamente el final de un discurso de cerca de hora y media, en castellano y euskera, que siguieron desde el palco el presidente del PNV en Vizcaya, Andoni Ortuzar, y el de la patronal vizcaína, José María Vázquez Eguskiza, entre otros.

Posiblemente el momento más esperado para el representante de Cebek era el debate fiscal. Apenas dos días después de la reunión del Órgano de Coordinación Tributaria en el que se estudiaron diversas fórmulas para incrementar la recaudación, Bilbao dejó clara la postura de su equipo, que se resume en "no subir la presión fiscal".

Sin embargo, a renglón seguido puntualizó que eso es compatible con retocar algunas medidas, como eliminar la deducción de 400 euros para las rentas más altas, y, al hilo de lo que haga el Gobierno de España, armonizar el tipo de gravamen de las rentas de capital del 18% al 20%. Un asunto que finalmente verá el Consejo Vasco de Finanzas previsto para mediados de octubre.