Merkel ensalza la unión con el FDP para atajar la crisis

La canciller alemana, Angela Merkel, defendió ayer su promesa electoral de rebajar los impuestos. La candidata democristiana aseguró que la medida "contribuirá" a dejar atrás la crisis económica, "aunque parezca paradójico" por el alto endeudamiento público acumulado por los programas anticrisis. Aparte de la rebaja fiscal, la canciller se refirió a sus planes para endurecer los controles financieros en la próxima cumbre financiera mundial, que se celebrará la semana que viene en Estados Unidos. Tras detallar su agenda del G-20, la candidata democristiana dedicó la última conferencia de prensa de la legislatura a comentar el curso de la campaña para las generales del día 27. Subrayó sus intenciones de pactar con los liberales del FDP. Merkel, que gobierna en una gran coalición con sus rivales socialdemócratas del SPD, se mostró risueña, bromista y convencida de su victoria electoral.

Destacó la canciller que su proyecto de coalición con el FDP facilitará las rebajas fiscales que proponen ambos partidos. El líder liberal Guido Westerwelle celebró la "clara apuesta" de Merkel por su formación y propuso "aliviar las cargas fiscales, especialmente para los ingresos bajos y medios". Merkel apuntó que la coalición CDU-FDP acordaría una rebaja en los impuestos de renta, sociedades y sucesiones. Los últimos sondeos respaldan las ambiciones de ambos partidos.

Por las dudas, Merkel alabó ayer de nuevo "los cuatro años de estabilidad" propiciados por el Gobierno que preside. Esto incluye a la Unión Demócrata Cristiana (CDU), su partido, pero también a sus principales contrincantes, los socialdemócratas del ministro de Exteriores y vicecanciller Frank-Walter Steinmeier. "La mujer más poderosa del mundo" según una de las listas de la revista Forbes, volvía así a distanciarse de los debates electorales en curso. Merkel rechazó cualquier posibilidad de dimisión en caso de que su proyecto de pactar con el FDP no consiga la ajustada mayoría que les auguran las encuestas. El mensaje, a fin de cuentas, es que cualquiera de las dos coaliciones más probables (CDU-FDP y CDU-SPD) es buena para Alemania si es ella quien preside el Gobierno.

Apenas dedicó Merkel atención a las recientes críticas de su partido hermano en Baviera, CSU. El primer ministro bávaro, Horst Seehofer (CSU), presentará un "plan de reactivación económica" que se separa en varios puntos de las propuestas de la CDU. Merkel brindó su "comprensión" a los socialcristianos: "No veo nada dramático". En cuanto al SPD, volvió a señalar el "desgarro" que percibe en sus compañeros de Gobierno con miras a una posible coalición con La Izquierda.

Preguntada sobre lo que echó de menos en los últimos cuatro años como canciller, Merkel evitó criticar a sus socios del SPD o acusarlos de no haberle dejado gobernar. Prefirió comentar sus dificultades, por ejemplo, para comprar tranquila en un supermercado.