Un otoño sin 'brotes verdes'
El tirón de las exportaciones de Cataluña a Francia y Alemania se queda corto
Las empresas catalanas venden a Francia y a Alemania casi un tercio de lo que exportan. Y las dos grandes economías de Europa acaban de salir de la recesión. En una crisis tan grave como la actual, un brote verde estadístico como ése parece motivo, como mínimo, de un respiro para una economía catalana más abierta que la española. Pero la desazón de empresarios, sindicatos y estudiosos de la economía no ha cedido un ápice. La unanimidad parece total: nos espera un otoño sombrío y no hemos tocado fondo.
"Lo que ocurra en las grandes economías europeas puede animar a la industria catalana, si acaba dinamizando los pedidos, porque en Europa están nuestros principales clientes", señala Javier Quintana, responsable del servicio de estudios del Instituto de la Empresa Familiar (IEF). "Pero", recuerda acto seguido, "el sector exterior no es lo que mueve nuestra economía. La mueve el consumo, la demanda interna. Y con el paro que constatamos, el consumo difícilmente mejorará".
El consumo y la demanda interna es lo que mueve la economía catalana
Este septiembre y este octubre serán claves para observar qué ocurre. Fue tras el verano de 2008 cuando llegó el descalabro total, y todas las comparaciones de finales de 2008 con el año anterior, el 2007 sin crisis, asustaban. "Ahora compararemos datos de crisis con datos de crisis, veremos si hemos caído sobre lo que ya caímos", añade Quintana, para quien en las encuestas internas con las empresas "no se percibe que se haya tocado fondo". Cuando las ventas de las compañías caen un 30%, o un 50%, cabe esperar que el hundimiento se suavice. "En 2008, todo cayó de golpe, por eso muchas empresas comentan que la cosa no es tan desastrosa. Pero, pese al efecto estadístico de la salida de la recesión, positivo, Francia y Alemania todavía no tiran del sector exterior", valora Joan Pujol, secretario general de la patronal Fomento.
"Que la tendencia se ralentice y las ventas no se precipiten por una pendiente de vértigo no significa que hayamos tocado suelo. Nos espera un otoño muy duro", subraya el presidente de la patronal de las pequeñas y medianas empresas de Terrassa, Cecot, Antoni Abad. "La caída de las ventas no es tan fuerte, pero las empresas siguen tocadas en su financiación, y el sector financiero también. No hay nueva demanda de crédito y de actividad. Los atisbos de mejora se explican por los apoyos públicos. Aunque puede que el grueso del ajuste se haya hecho, no hemos tocado fondo", corrobora el profesor de Economía de Esade Francesc Xavier Mena.
Hace tiempo que el empresariado reclama un pacto de Estado para salir de la crisis y "coraje político" para realizar las eternas reformas educativas, laborales o de apuesta por la innovación. "Echamos en falta un esfuerzo de pedagogía, de llamada a la responsabilidad. El Gobierno, sobre todo el central, actúa con paternalismo y reacciona con un si hay problemas, ya te subsidiaré", opina Abad. "La queja empresarial siempre alude a que no se resuelvan problemas de fondo", apunta Mena.
La comparativa Cataluña-España no permite sacar pecho. Ni en la evolución de la generación de riqueza (el PIB) ni en materia de paro. En el segundo trimestre, el retroceso interanual del PIB fue algo más desfavorable en Cataluña (-4,5%, frente a la media española de -4,2%). En agosto, fue en Cataluña donde el desempleo subió más respecto a julio. "El factor principal para ver un vuelco es que cambie de signo la evolución del desempleo", enfatiza Pujol.¿Qué está pasando? "Este diferencial negativo puede explicarse porque el primer choque de la crisis lo encajó la construcción", razona el jefe del servicio de estudios de Caixa Catalunya, Xavier Segura. En Cataluña, el protagonismo casi absoluto de la castigada construcción va acompañado del peso que mantiene la industria. "Cuando la contracción llega a la industria, y al comercio internacional, Cataluña sufre más. El mercado laboral se recupera siempre después del PIB, así que creo que llegaremos al 20% de paro en España", augura Segura. Éste no niega el efecto positivo de Francia y Alemania, pero incide en que el consumo privado se deteriora y en que la morosidad de la banca continúa al alza.
"El primer problema de nuestra economía se llama paro. Es lo más grave de esta crisis. Y no veo ni una sola señal consistente que permita hablar de vuelco", lamenta Josep González, desde la presidencia de la patronal de las pymes Pimec. "Aunque el grueso del crecimiento del paro pueda haber pasado, prevemos que se mantengan los cierres de empresas, las situaciones concursales y los expedientes de regulación".
Los últimos datos de creación de empresas, de agosto, colocan a Cataluña a la cabeza de las comunidades autónomas en disoluciones de empresas (un 8,8%). Cataluña también lideró las altas de empresas, aunque con una caída interanual del 21,7%. Además, el recorte de gastos de las empresas es una de las causas que podría explicar el hecho de que las matriculaciones totales de vehículos en agosto fueran inferiores (-2,9%) en Cataluña a las del año anterior, cuando en el conjunto de España la caída se atajó, en pleno plan de estímulo a las ventas de coches. Las matriculaciones totales incluyen la demanda de empresas para sus flotas. La demanda de particulares subió casi un 15%. Aún así, de enero a agosto, Cataluña salió mejor parada que España en matriculaciones (-29,3% frente al -32%).
González insiste, como Abad y Pujol, en que la falta de financiación de las empresas se mantiene intacta. "La empresa catalana tiene dos problemas: le faltan pedidos y le falta liquidez. Y ninguna mejora", corrobora el secretario de Acción Sindical de CC OO de Cataluña, Simón Rosado, particularmente crítico con el papel del Instituto Catalán de Finanzas (ICF). "El factor liquidez es clave. Y la liquidez de las empresas y de las familias sigue asfixiada", opina en la misma línea Camil Ros, secretario de Acción Sindical de UGT de Cataluña, quien no atisba "ningún brote verde, porque pese a que Francia y Alemania hayan salido de la recesión, aún no tiran del carro". Los sindicatos creen que los recortes de plantilla, que primero afectaron a los contratos temporales, seguirán. El gran temor, que suspensiones temporales de empleo acaben derivando en la extinción definitiva.
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