Una nueva cara para poder comer y respirar
Sanidad aprueba el tercer trasplante de rostro a un paciente con gran disfunción
Ha pasado por varias cirugías faciales sin éxito. Su cara está desfigurada hasta tal punto que tiene dificultades extremas para comer y para respirar. Ocurrió en un accidente, o un incendio, o por un tumor muy agresivo. Los especialistas del Hospital Vall d'Hebron (Barcelona), que acaban de recibir por vía urgente la autorización para realizarle un trasplante de cara, prefieren guardar en el anonimato la identidad de su paciente y no dar demasiados detalles, aunque sí han especificado que se trata de un caso extremo. Se le trasplantará el 75% del rostro, explica Pere Salamero, director de trasplantes del centro, a cargo de la intervención junto con Joan Pere Barret, jefe del servicio de cirugía plástica y quemados. Se trata, pues, de un trasplante de cara casi completo.
La intervención está indicada para casos extremos, sin otra solución
En España, ya son tres las personas que esperan recibir un nuevo rostro. El pasado mes de junio los hospitales de La Fe de Valencia y Virgen del Rocío de Sevilla obtuvieron el visto bueno para realizar esta misma intervención. Otro centro catalán, el hospital de Belvitge, presentará próximamente su solicitud a la Organización Catalana de Trasplantes (OCATT), que, tras estudiarla, la remitirá a Sanidad.
En el mundo, se han realizado ya siete intervenciones de este tipo con éxito. Cuatro en Francia, dos en Estados Unidos y una en China. Sólo una de ellas ha sido para implantar un rostro completo, dada la gran complejidad de esta cirugía, que supone alrededor de una cincuentena de microoperaciones y aún considerada como una técnica experimental.
Los especialistas de la Unidad de Cirugía Estética y Quemados y del Servicio de Trasplantes del Vall d'Hebron llevan dos años preparando juntos el protocolo de la intervención. El paciente seleccionado en Barcelona ha pasado ya por todas las pruebas necesarias, entre ellas tests psicológicos que aseguran que está preparado para recibir el nuevo rostro y que sus expectativas son realistas. De hecho, la primera autorización que hace un año y medio se le dio al cirujano valenciano Pedro Cavadas para hacer esta intervención en La Fe no se llegó a hacer porque el paciente resultó no estar preparado psicológicamente, según explica Rafael Matesanz, presidente de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT).
"El trasplante de cara está indicado en pacientes para los que ya no hay ningún otro tipo de solución", explica Barret. Poco tiene que ver con la estética, añade. Y sus expectativas no pueden ser tener la cara del donante (algo que solo se puede hacer en las películas) o una cara perfecta. "Se trata de tener un rostro aceptable socialmente", afirma Barret. "El paciente no se parecerá en absoluto al donante. El aspecto de la cara depende de la estructura ósea, así que éste viene marcado por el receptor", apunta Matesanz.
Los pacientes indicados para esta intervención son casos realmente extremos. Personas que tienen problemas para realizar funciones básicas como comer o respirar. El objetivo fundamental es que recuperen sus funciones. También una cierta mejora estética. Porque los pacientes que necesitan someterse a una operación de este tipo que tienen enormes dificultades para tener vida social. "Ni siquiera suelen salir a la calle", explica Matesanz.
Pero no todo está hecho. Los especialistas de Vall d'Hebron creen que el proceso de espera para encontrar donante puede ser largo. Se busca a un donante menor de 45 años. Como ocurre con cualquier otro órgano, se necesita compatibilidad con el receptor. A esto hay que añadir que para que el rostro encaje debe haber similitudes en cuanto la morfología de la cara (forma, tamaño y la distancia entre los ojos, la nariz y la boca). Roser Deulofeu, directora de la OCATT, afirma que probablemente se tratará de un donante multiorgánico y que se va a trabajar duro para lograr que las familias accedan a donar la cara, un órgano mucho más emocional que otras partes del cuerpo. De hecho, explica que antes de extraer el rostro se realiza un molde de la cara para hacer una máscara con la que después se cubre la cara del difunto.
La extracción del rostro se hará en el hospital donde esté el donante y se enviará a Barcelona, donde deberá llegar en un tiempo máximo de tres horas. Además, se trasplantará primero al paciente que mayor compatibilidad tenga con el donante. "No va por orden de solicitud", dice Matesanz.
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