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Inundaciones en el sur de la región

La tormenta afecta a 150 casas en Valdemoro

El agua anega garajes, naves y comercios del centro del municipio

Pilar Álvarez

Intentó cruzar la rotonda y se metió en un berenjenal. El agua cubría medio metro desde el suelo. "Iba flotando con el coche", recuerda aún asustado. A Jaime Carmona, informático en paro de 27 años, la tormenta del lunes le pilló volviendo a su casa, en Valdemoro. "Me quedé petrificado, no sabía cómo salir". La riada subió a la altura de la ventana de su Mini negro, que ayer aguardaba con los sillones aún mojados junto a la rotonda.

La tormenta de apenas media hora -cayeron hasta 36 litros por metro cuadrado, según datos municipales- afectó a unas 150 viviendas de Valdemoro (58.623 habitantes). Anegó garajes, formó riadas en algunas de las vías de salida del municipio, invadió negocios del centro y naves de las afueras, en el polígono del Prado.

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El agua inundó incluso los pozos del nuevo colector en construcción en la calle de Estrella de Elola, donde penetró en comercios y restaurantes. En uno de los supermercados tuvieron que secar los cuatro dedos de agua acumulados en el suelo antes de abrir. "Salía a borbotones del fregadero de la panadería", explicó la encargada del comercio, Rocío Mendieta. Abrieron a tiempo. El agua empapó un mostrador de cartón con desodorantes y perfumes.

Los obreros que construyen el nuevo colector perdieron ayer toda la mañana sólo para vaciarlo. Servirá para evitar futuras inundaciones, según un portavoz municipal, que admite que el colector actual se ha quedado viejo y pequeño, en un municipio donde la población casi se ha multiplicado por tres en menos de una década.

A Javier Carmona, que ayer intentaba devolver la vida a su coche con unas pinzas enchufadas a la batería, la riada le cogió por sorpresa. Cuando consiguió bajar la ventanilla, explica, le gritó a una vecina que llamara a la policía. Y se escapó como pudo sin abrir la puerta. Abandonó el coche flotando en mitad de la rotonda situada en el barrio del Campo del Olivar, el más afectado por las lluvias. Ayer, aún con el susto en el cuerpo, advertía enojado de que pedirá responsabilidades al Ayuntamiento.

Desde su balcón, Isabel Visedo, vecina de 41 años, lo vio todo. "Parecía un río desbordado, me asusté mucho", cuenta la mujer con las bolsas de la compra en la mano. Oyó los gritos del informático, atrapado junto a otro coche que también hubo que sacar del agua. Un día después de la tormenta, cuando el sol y una legión de barrenderos han borrado casi todas las huellas del desastre, el único resto del agua descansa en los sótanos. En el garaje de Isabel, donde su marido entró por la mañana con bolsas en los pies para no mojarse, o en el aparcamiento del parque de Tierno Galván. En la tercera y última planta, el agua llegaba por la rodilla.

"No es la primera vez que nos pasa, el alcantarillado es muy deficiente", acusa Isabel Visedo, con las bolsas de la compra en la mano. Cada vez que hay una tormenta, asegura la vecina, se llena todo de lodo, el mismo que cae del terraplén de tierra de la autovía que desemboca en el paseo.

En el polígono del Prado, a las afueras de Valdemoro, pasaron la mañana achicando agua. En la nave 21, José Manuel Sánchez todavía sacaba cubos a la hora de comer. Pero la inundación no le pilló desprevenido. "Esto se llena de agua cada vez que caen cuatro gotas", asegura. Les ocurrió el pasado mayo. Y Sánchez, que no quiere más pérdidas, ha decidido subir los sacos de pienso de su nave sobre varios palés de madera, para que no se mojen.

En el mismo polígono, el agua sorprendió a Carlos Carrión desde el techo en lugar que por el suelo. Las tuberías de su estudio de fotografía reventaron por la presión y el tejado cedió por el peso del agua. Usó mantas y toallas para salvar el material. Cuando llegaron los bomberos, ya de madrugada, se subió con ellos al techo. Y se cayó. Ayer tenía el brazo sujeto con un pañuelo. "No tengo nada roto, pero me dijeron en el hospital que lo mantenga en reposo".

La tormenta afectó también a Colmenar de Oreja, con 8.127 vecinos. La única carretera que lleva a Aranjuez (M-318) permaneció cortada más de 10 horas, desde las 21.30 a las 7.00. Se formaron varias balsas de agua y barro en la vía, según el concejal de Urbanizaciones de Colmenar, Miguel Ángel Pulido. "Se anega siempre que hay grandes lluvias", admitió ayer el edil. El listado de daños incluía una veintena de casas en la urbanización Balcón del Tajo Oeste. Se anegaron sótanos y depuradoras de piscinas, según el recuento municipal.

Un hombre cruza un garaje lleno de agua en Valdemoro.
Un hombre cruza un garaje lleno de agua en Valdemoro.SAMUEL SÁNCHEZ

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Sobre la firma

Pilar Álvarez
Es jefa de Última Hora de EL PAÍS. Ha sido la primera corresponsal de género del periódico. Está especializada en temas sociales y ha desarrollado la mayor parte de su carrera en este diario. Antes trabajó en Efe, Cadena Ser, Onda Cero y el diario La Opinión. Licenciada en Periodismo por la Universidad de Sevilla y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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