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Israel califica de "error" las palabras de Hillary

Israel sumó ayer otro motivo de discordia -la ocupación de los territorios palestinos es el primero- en su siempre firme pero ahora controvertida relación con Estados Unidos. Las palabras de Hillary Clinton sobre la protección que Estados Unidos proporcionaría a sus aliados frente a un Irán nuclear han sentado a cuerno quemado en el Gobierno israelí, que ha hecho de la lucha contra el programa atómico persa el principal eje de su política exterior.

"He escuchado sin entusiasmo la declaración de los estadounidenses de que defenderán a sus aliados en el caso de que Irán logre armarse con una bomba atómica, como si hubieran aceptado esa posibilidad. Es un error. Ahora no necesitamos asumir que Irán obtenga armas nucleares, sino impedirlo", afirmó ayer el viceprimer ministro Dan Meridor.

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Es su quebradero de cabeza. Uzi Arad, consejero de Seguridad Nacional del primer ministro, Benjamín Netanyahu, explicaba recientemente que Israel había perdido casi una década sin abordar el rearme de Teherán adecuadamente. Aseguraba el halcón Arad que las negociaciones con los palestinos de Camp David en el año 2000, la Hoja de Ruta (2003), la evacuación de los colonos de Gaza en 2005 y el proceso de Annapolis en 2007 sólo han servido para desviar la atención del problema fundamental que afronta Israel.

Considera el Gobierno hebreo que un Irán nuclear supone una amenaza existencial. No lo creen así otros muchos dirigentes, entre ellos Ehud Barak, ministro de Defensa, quien ha precisado más de una vez que la posesión del arma atómica por Irán no representa esa amenaza. La jefa de la oposición, Tzipi Livni, es de la misma opinión.

No cabe duda, sin embargo, de que un Irán atómico -aunque Teherán insista en que la finalidad de su programa es la generación de energía eléctrica- dotaría al régimen de una mayor influencia en Oriente Próximo. Más de la que ya posee. Su apoyo al movimiento fundamentalista Hamás no es más que una simple molestia para Israel. Pero el partido-milicia chií Hezbolá es algo más que una china en el zapato en la frontera norte con Líbano.

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