Montilla tratará hoy de reconciliarse con Zapatero y los barones del PSOE

Han sido tantos los desencuentros entre el presidente de la Generalitat de Cataluña, José Montilla, y el presidente del Gobierno central, José Luis Rodríguez Zapatero, y de la mayoría de los barones socialistas con el primero, que tras el final feliz de la financiación autonómica, al aprobarse el pasado miércoles, los socialistas quieren celebrarlo y, sobre todo, que se sepa que están unidos. Ésta es la pretensión de Zapatero al auspiciar la reunión que hoy mantendrá el Consejo Territorial del PSOE, al que acudirá Montilla tras más de dos años de ausencia de las reuniones relevantes del partido hermano.

El hecho de que el presidente catalán tome hoy un avión de Barcelona a Madrid y acuda a una reunión en la sede del PSOE, convocado por la secretaria de Organización, Leire Pajín, y del coordinador del Consejo Territorial, José María Barreda, presidente de Castilla-La Mancha, no es un hecho baladí. El entorno del presidente de la Generalitat no oculta que la presencia de Montilla en el Consejo Territorial del PSOE es un gesto de distensión hacia la cúpula del partido en general y hacia Zapatero en particular. Montilla se ha prodigado muy poco en las reuniones del PSOE desde que es presidente de la Generalitat.

El líder del PSC abre una etapa de distensión con la cúpula socialista

No ha asistido a ningún consejo territorial y durante los dos años que simultaneó la presidencia de la Generalitat con su condición de miembro del Comité Federal del partido tampoco asistió a la mayoría de encuentros. Montilla dirá a sus compañeros socialistas que Cataluña ha estado maltratada económicamente, de ahí que fuera muy firme en sus demandas, aunque proclamará que con el nuevo sistema todos han ganado. La necesidad de Montilla de presentarse ante los catalanes libre de ataduras con respecto al PSOE motivaron estas ausencias. Ahora bien, los continuos desencuentros con los que concluían las reuniones sobre financiación alimentaron el alejamiento.

La presencia de Montilla hoy coincidirá con el primer aniversario del desencuentro público más importante que ha tenido con Zapatero. Esta cadena de roces ha debilitado la relación personal, aunque "nunca han dejado de hablar tanto por teléfono como personalmente", señalan en los entornos de ambos presidentes. Pero mientras esto ocurría, el resto de presidentes socialistas constataban que al primar la negociación con Cataluña, ellos quedaban relegados a un papel de acompañantes. De ahí que empezaran las quejas en alto de los barones del PSOE, seguidas de advertencias e incluso de amenazas de que no aprobarían un modelo que primara a Cataluña en detrimento de las demás. Ese discurso se mantuvo casi hasta el final de la negociación. El presidente de Extremadura, Guillermo Fernández-Vara, junto al de Castilla-La Mancha, José María Barreda, fueron quienes más fuerte hicieron oír su voz.

Ahora, ambos proclaman que el sistema es justo para Cataluña, para sus regiones y para toda España. Barreda, coordinador del Consejo Territorial del PSOE, afirma que no le gustan "ni los separatistas ni los separadores". Con esta apreciación se refiere directamente al PP. Desde que se firmó el acuerdo el miércoles, los populares han cogido con fuerza el discurso de que Zapatero ha hecho un acuerdo de financiación que beneficia a Cataluña para tener el apoyo de los partidos que forman ese Gobierno, singularmente de Esquerra Republicana.

Todos los presidentes autonómicos socialistas se han apresurado a señalar que sus comunidades han salido bien paradas: Baleares, Asturias, Aragón, Castilla-La Mancha y Extremadura. No obstante, los barones socialistas sí sienten resquemor por la forma en la que ERC, no Montilla, ha presentado el acuerdo. No tanto porque el presidente de ese partido proclamara que su objetivo es "la independencia", sino por "la exhibición" de que este acuerdo supone "haber ganado un pulso al Estado", como dijo el presidente de ERC, Joan Puigcercós, rememora un barón del PSOE.

Los socialistas aprobarán hoy una resolución en la que señalan que la nueva financiación acabará con las desigualdades creadas por el modelo aprobado en 2001 por el PP. El texto señala que el nuevo sistema es "justo", "amplía la autonomía de las comunidades" y servirá para impulsar "la salida de crisis económica".