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La primera semilla de la igualdad

460 escolares de Primaria culminan en el Kursaal dos años de aprendizaje contra la violencia sexista

Guido tiene las cosas bastante claras para sus cortos 10 años. Inquieto, aficionado a los videojuegos y los dibujos animados japoneses, este alumno de la ikastola Kurutziaga de Durango no necesita ni tres segundos para responder a la pregunta de por qué algunos hombres maltratan a las mujeres: "Porque ellas no quieren ser lo que los hombres quieren que sean. Quieren ser amos y que las mujeres sean esclavas". Guido es uno de los 460 alumnos de un total de 11 centros escolares que se subieron ayer al escenario del Kursaal donostiarra para enseñar lo aprendido en el programa Nahiko, impulsado por Emakunde para prevenir la violencia contra las mujeres.

Los escolares, de 9 y 10 años, demostraron con canciones sobre maridos que tenían que planchar, alusiones a la Declaración Universal de Derechos Humanos, bailes y exposiciones que han aprendido bastante bien la lección. La idea básica es que ambos sexos asuman su condición de iguales desde la más temprana edad "para que nadie se crea dueño de nadie", según explicó en su intervención la nueva directora de Emakunde, María Silvestre.

"Tenemos que hacer tareas iguales", destaca una de las alumnas

El programa nació en 2003 para niños de entre 10 y 12 años -se realiza en bloques de dos cursos-. En 2007, se trasladó también a los alumnos de entre 8 y 10 años y está dando tan buenos resultados, según explicó una portavoz de Emakunde, que ya se está planetando llevarlo hasta el tramo 6-8 años.

"Para ellas y ellos este acto es el colofón de todo el trabajo realizado. Lo importante es lo que se les queda en la cabeza. Y esto también llega a casa, porque los niños reconocen las situaciones planteadas en clase e interpelan a sus padres", resume Begoñe Azpiri, profesora de 4º de Primaria del Colegio Zaldupe de Ondarroa. "Incluso yo misma he cambiado el chip: cuando leo la prensa, por ejemplo, me doy cuenta con mayor facilidad si tiene un enfoque sexista", añade poco antes de fotografiar con orgullo a una de sus alumnas en el escenario del Kursaal.

"Podemos hacer de todo, ¿por qué no podríamos nosotras conducir autobuses?" se pregunta retóricamente una de sus alumnas, Laida. "Tenemos que hacer tareas iguales", suscribe su compañera de clase, Inge.

Los colegios han trabajado en torno a seis unidades didácticas: el cuidado, la pluralidad, la igualdad, el empleo, los medios de comunicación y la convivencia en igualdad. En cada uno de ellos han listado una serie de puntos grises, comportamientos negativos que fomentan la desigualdad en la que echa raíces la violencia sexista, y cómo convertirlos en puntos verdes otorgados a las actitudes adecuadas.

En la iniciativa participan tanto colegios públicos como privados. El coordinador del programa, Fernando Oregi, se deshizo en elogios ante ellos: "Sois pioneras y pioneros. Vuestros centros quisieron hacer algo más que protestar: preparar un mundo en el que la violencia machista no sea posible".

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