La brecha entre víctimas nubla el acto de Tolosa
Dos familias de asesinados por los GAL no quisieron acudir al homenaje - Bildarratz: "Es un primer paso"
A veces, ni toda la buena voluntad del mundo resulta suficiente. El homenaje organizado ayer en Tolosa por su Ayuntamiento en recuerdo de las 24 personas con alguna vinculación con el municipio asesinadas por el terrorismo, tanto de ETA y los Comandos Autónomos como de los GAL, quiso tender puentes entre víctimas hasta ahora antagónicas. Mas topó con la brecha que separa aún a las familias de unos y otros. Los familiares de dos víctimas se negaron a que los nombres de los suyos figurasen en la relación de homenajeados. Sólo la familia de una de las tres víctimas de los GAL a las que se iba a homenajear acudió al evento. Las de José Antonio Lasa y José Ignacio Zabala, asesinados por agentes de la Guardia Civil en los años ochenta, no lo hicieron.
Una instalación de decenas de estacas blancas recuerda a los fallecidos
"El dolor será fuente de la paz. Construyamos la reconciliación"
La llegada de la comitiva registró cierta tensión, debido a que varios familiares se negaban a ser fotografiados junto a los demás. Consciente de la difícil tarea de articular un espacio y un discurso en el que unos y otros se sintiesen cómodos, el alcalde, el peneuvista Jokin Bildarratz, quiso destacar que el acto suponía "un pequeño primer paso" a la reconciliación.
La iniciativa había sido aprobada por todos los partidos representados en el Ayuntamiento (PNV, EA, PSE, PP y EB-Aralar). Al acto acudieron los consejeros de Interior, Rodolfo Ares; Justicia, Idoia Mendia, y Vivienda, Iñaki Arriola. líder de los socialistas guipuzcoanos. También estuvieron presentes el presidente del PSE, Jesús Eguiguren, y la presidenta de las Juntas Generales de Guipúzcoa, Rafaela Romero, recién llegada de un congreso sobre víctimas en Colombia, así como la directora de la Oficina de Atención a las Víctimas del Terrorismo, Maixabel Lasa -su marido, Juan María Jáuregui, asesinado por ETA en 2000, fue una de las víctimas homenajeadas-. Los políticos no quisieron realizar declaraciones al final del tributo.
Celebrado en los jardines del Palacio de Aramburu anexos a la iglesia de Santa María, el acto comenzó con la lectura de una poesía de Xabier Lete: "Padre nuestro, que estás en los cielos y en el destierro, qué les diremos a los que fueron disparados en la cabeza, qué les diremos a los incinerados en los hornos, (...) a los enterrados en las cárceles, (...) a los torturados, a los desaparecidos, qué les diremos a sus sucesores, qué les diremos a los desperdicios de la historia, siendo tú el principio y el sentido de todo".
Poco después, arropados por la música de la Orquesta de Cámara tolosarra Arimaz, los niños del coro Hodei Truk desvelaron una instalación artística compuesta por decenas de estacas blancas que representan a las víctimas, "aparentemente iguales pero todas diferentes", según explicó Bildarratz en su discurso, rodeadas de muros incompletos que simbolizan "una realidad de sufrimiento" y se asientan sobre un tapiz verde, "el de la esperanza que queremos ensanchar entre todos". La instalación incluía también un monolito conmemorativo.
"El dolor de las víctimas será fuente de la paz". "Os invito a construir entre todos la reconciliación". "Este encuentro representa el respeto", añadió el primer edil.
Una vecina aseguró que se había encontrado en su buzón un panfleto de la izquierda abertzale llamando a no acudir al acto: "En cuanto vi de qué iba lo rompí. Yo estoy a favor de todas las víctimas", dijo.
La Dirección de Atención a las Víctimas del Terrorismo cifró el pasado año en 66 asesinados y 63 heridos las víctimas de 74 atentados de los GAL -todos en los años ochenta-, Batallón Vasco Español, Triple A y otros. ETA acumula ya más de 820 muertos a sus espaldas.
Las voces de Medellín
"No hay terrorismo porque hay conflicto o déficit democrático (...) No se nace terrorista, se elige serlo. Por eso el terrorismo tiene su fin y desaparición en la voluntad de las organizaciones terroristas de abandonar la violencia". Con estas palabras, la presidenta de las Juntas Generales de Guipúzcoa, Rafaela Romero, se dirigió el pasado viernes a los asistentes del Congreso Internacional de Víctimas del Terrorismo celebrado en Medellín (Colombia), tras el que regresó a España para acudir ayer al acto de homenaje celebrado en Tolosa.
"A las víctimas nadie puede negarles el respeto debido, la dignidad en el trato. Conviven con su dolor, pero no quieren ni deben hacerlo con la insolidaridad y la injusticia, con la desconsideración, la frialdad y la frivolidad de los que les rodean y no son víctimas", añadió.
Al congreso también acudió Marian Romero, viuda de ex concejal del PSE-EE en Mondragón, Isaías Carrasco, asesinado por ETA en marzo de 2008. En su discurso pidió que los actos de terrorismo sean considerados crímenes contra la humanidad para que "no puedan quedar impunes con el paso del tiempo".
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