El caladero catalán de los 'abertzales'
El independentismo crítico con ERC se vuelca con Iniciativa Internacionalista
"Por primera vez en 25 años hemos roto el aislamento de las luchas de los pueblos del Estado español por sus derechos". Así interpreta Felipe Alegría el significado de Iniciativa Internacionalista (II-SP), la candidatura europea que el Tribunal Constitucional salvó in extremis de la ilegalización a la que había sido condenada por el Supremo por considerarla contaminada por ETA. Las palabras de Alegría, número 35 de esa lista, resumen también las expectativas que se han desatado en el panorama independentista y antisistema catalán, enfrentado a cualquier partido político establecido, empezando por Esquerra Republicana (ERC), y habitualmente alejado, por eso, de las urnas.
Hasta que los abertzales vascos no apoyaron explícitamente a esta candidatura, II-SP no pasaba de ser básicamente una original y minoritaria coalición entre la Izquierda Castellana de Doris Benegas y algunos de los grupúsculos en los que se dividen en Cataluña los independentistas al margen de ERC. De este entorno han salido en los últimos meses iniciativas de protesta como las quemas de fotos del rey como la que acabó con la multa impuesta a varios jóvenes por la Audiencia Nacional el pasado noviembre. Los actos violentos, sin embargo, han desaparecido de este mundo desde la disolución, hace ya más de una década, de los últimos vestigios de Terra Lliure.
La lista pretende heredar el éxito de las candidaturas soberanistas locales
Josep Garganté, tercero en una lista que describe como "un golpe importante contra la ley de partidos", expresa la forma en que este independentismo antisistema ha recibido el apoyo abertzale a su proyecto: "Nos alegra servir de voz de quienes no pueden votar por haberles ilegalizado las organizaciones", dice, consciente de que el apoyo que logren en Euskadi puede ser lo que permita a II-SP ganar un escaño en Bruselas.
La otra fuente crucial de votos manará de Cataluña. Y especialmente en aquellos lugares en los que el etéreo independentismo antisistema ya tuvo una plasmación política en las últimas elecciones municipales, a través de las Candidaturas de Unidad Popular (CUP) que en aquellos comicios lograron 38 concejales. Se beneficiaron del apoyo de aquellos votantes de ERC que discrepan de la alianza de los republicanos con los socialistas en el Gobierno catalán.
Las CUP no han dado su apoyo explícito a II-SP, pero sí muchos de sus militantes. También lo han hecho integrantes de otras organizaciones del independentismo antisistema, como Maulets o el Sindicat d'Estudiants dels Països Catalans, uno de pilares del movimiento antibolonia catalán.
Su escasa historia electoral hace difícil conocer el potencial de este independentismo. Pero algunas cifras imponen. La última encuesta de la Generalitat de Cataluña asegura que un 20% de los catalanes se declara independentista. Es decir, un millón y medio de ciudadanos. Muchos más que los 416.355 que optaron por ERC en las últimas autonómicas, de 2006.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.