Los empleados de Iveco cortan en hora punta la autovía de Barcelona

"¡A cortar la nacional, a cortar la nacional!". El grito, tímido al principio y que poco a poco se volvió unánime, resonaba frente a la Consejería de Empleo y Mujer, en la calle de Santa Hortensia, en el barrio de Prosperidad. Cientos de trabajadores de Iveco -sobre los que se cierne la amenaza del mayor Expediente de Regulación de Empleo (ERE) de la región, con 1.024 despidos de entre 2.900 empleados- escuchaban cómo sus representantes sindicales les hablaban de nuevo de "buenas palabras faltas de hechos", tras su reunión en la consejería.

De los gritos pasaron a la acción y, durante cerca de 10 minutos, cortaron la A-2 a la altura del número 60 de la avenida de América. Eran las dos de la tarde, en plena hora punta de un viernes con buen tiempo, y entonces fueron los cláxones de las decenas de coches atascados los que elevaron el ruido. "Parece mentira que tengamos que llegar a esto", se lamentaba, ya en la acera, Fernando Gomecello. Jubilado tras 40 años en Iveco, recordaba otras ocasiones en las que los trabajadores se habían movilizado por su empleo. "Esto ha sido algo espontáneo, porque la gente está ya cansada", dijo.

Había mucha tensión acumulada en unos empleados que llevan un mes a la espera de algún compromiso de las administraciones ante el ERE planteado por la empresa, que se une al parcial que sufren desde enero. Por eso, se habían concentrado frente a la consejería, mientras sus representantes se reunían con la secretaria general técnica, Rosario Jiménez. Una hora de reunión que acabó con "muy buenas palabras".

"Nos vamos a morir de tanto amor", ironizaba Fructuoso Cuesta, presidente del comité de empresa. "Todos dicen que se preocupan por nosotros y nuestros trabajos, pero el periodo de querernos ha terminado", gritaba. "Es el tiempo de las mesas de negociación y de que las administraciones den soluciones". Una portavoz de Empleo asegura que están estudiando el expediente, "que es muy voluminoso". En su mano está autorizar el ERE presentado por Iveco el pasado 29 de abril y que, tras una prórroga solicitada a dúo por la empresa y los trabajadores, tiene hasta el 7 de junio para llegar a una solución.El tiempo de incertidumbre hasta que se decida el ERE se hace eterno para los trabajadores de Iveco. "Pasan los días y vemos que no hay avances", musitaba ayer Rafa, que lleva cuatro años en la empresa. "Vamos a trabajar con miedo porque pueden utilizar cualquier excusa para echarte", comentaba su compañero Santi.

Aunque aseguran que sus esperanzas van disminuyendo, todavía las tienen: "Igual han dicho 1.000 despidos y luego sólo echan a la mitad y quedan bien".

Pero aparte de estos despidos que se ciernen sobre la planta, una de las 27 que tiene la empresa en 16 países, la actividad ahora también está afectada.

"Vamos a trabajar cuatro o cinco días del mes", relataba Rufino Tapiador, de 59 años y más de 35 en Iveco. Un ERE parcial ha reducido la producción en la empresa a la mínima expresión: de 100 camiones diarios a sólo 28, de lunes a jueves. "Así que estamos en casa comiéndonos la cabeza", continúa Rufino. Esa incertidumbre y la tensión acumulada en un mes lleno de reuniones "sólo de buenas palabras", como explicaba Fructuoso Cuesta, explotó ayer con el corte de la carretera nacional. "Hoy, como siempre, no hemos conseguido nada", apuntaba Carlos a los pocos segundos de que los trabajadores colapsaran la carretera. Un corte que se unió al tradicional atasco de los viernes a esa hora, por lo que en el Ayuntamiento de Madrid no se atrevían a cuantificar sus consecuencias directas en el tráfico.

"He pasado algo de miedo", confesaba Carlos. Aunque al momento agregaba que "el próximo corte será en la planta de la empresa". Lo que sí aseguran los sindicatos es que el viernes habrá una gran concentración frente al Ministerio de Industria, al que también piden soluciones.

"Estamos en contacto permanente con ellos y con la empresa", aseguran en el Ministerio. Pero no quieren comentar la propuesta del Gobierno regional de crear una mesa conjunta, con la empresa y los sindicatos, para buscar soluciones. La idea ya la presentó la presidenta regional, Esperanza Aguirre, tras reunirse con los empleados el pasado 5 de mayo. "Llevamos un mes de reuniones pero sin ningún avance", se quejan los sindicatos.

En sus encuentros con la empresa, los trabajadores han presentado un plan de viabilidad de cuatro años para evitar los 1.000 despidos. "Se cierran en banda, en que no tienen dinero, y no concretamos nada", se queja Óscar Alía, de UGT. El plan incluye prejubilaciones o bajas incentivadas, sin ninguna concreción.