Dos fronteras inhumanas
Los dirigentes socialistas españoles se jactan de tener la mejor relación política con Marruecos desde que hace 53 años el reino alauí accedió a la independencia. La "luna de miel" que viven ambos vecinos no sirve, sin embargo, para resolver los problemas pendientes, con la gran excepción de la emigración clandestina a España, que ha sido frenada en seco.
Entre los más candentes figuran la delimitación de aguas entre Canarias y Marruecos y las fronteras terrestres de Ceuta y Melilla. El contrabando que por allí se introduce en Marruecos equivale a la mitad de las exportaciones españolas a México, pero para los porteadores que transportan los bultos es un trabajo extenuante no exento de riesgos. En sólo un año ha causado tres muertos y son frecuentes los heridos.
Mohamed Alí, el líder del partido musulmán de Ceuta, asociado a Izquierda Unida, denunció ayer "la desidia y el pasotismo" de las autoridades de ambos países, que mantienen el paso del Biutz en Ceuta, y en Melilla el de Barrio Chino, en "condiciones infrahumanas".
Adecentar los pasos es necesario, pero lo es aún más ir preparando a ambas ciudades al desarme arancelario con la Unión Europea, que Marruecos habrá concluido en 2012 y que supondrá un duro golpe para el contrabando.
Melilla posee una frontera comercial por la que cada año se exportan e importan legalmente de Marruecos más mercancías. Ceuta carece de ella y no tiene alternativa al contrabando. Ninguna de las ciudades está integrada en la Unión Aduanera Europea, lo que reforzaría su estatuto comercial y político frente a Rabat.
Pese a las peticiones del presidente ceutí, Juan Jesús Vivas, del PP, el Gobierno no ha planteado a Rabat abrir una negociación para que Ceuta goce de la misma situación comercial que Melilla. El tema está además casi ausente de la campaña de las europeas.
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