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El ERE en Pascual despierta la solidaridad en Lugo

Unas 2.000 personas se desplazan a Outeiro de Rei para manifestarse

La provincia de Lugo ha asumido que el cierre planteado por el Grupo Pascual de su factoría de Outeiro de Rei es un problema que va más allá de la rescisión del contrato de los 155 operarios que trabajan en su interior. Por eso, ayer, unas 2.000 personas desafiaron un fuerte temporal de lluvia y se desplazaron a esta localidad para expresar su solidaridad con los empleados de la láctea burgalesa y, al mismo tiempo, evidenciaron su rechazo al ERE de extinción de contratos que tramita la industria láctea.

La ciudad había amanecido inundada de pequeños carteles denunciando que Pascual "traiciona" a su fuerza laboral. Luego, ante la casa de Cultura de Outeiro de Rei se fueron concentrando manifestantes, entre los que se encontraba el ex conselleiro de Industria, Fernando Blanco; alcaldes de la comarca; representantes de los sindicatos de clase (CC OO, UGT y CIG); cargos públicos socialistas y nacionalistas y únicamente un sindicato agrario: el Sindicato Labrego Galego.

"Nadie puede creer que vayan a derribar la factoría con explosivos"

Tres cruces precedieron a una pancarta en la que se decía "Non ó ERE" y en la que se denunciaban las "mentiras" y la "pobreza" que trasladará con su decisión el grupo Pascual a Lugo.

En ese momento, la concentración se había convertido en una manifestación que discurrió por la Nacional VI, -por lo que se produjeron retenciones de tráfico-, y finalizó ante la sede de una moderna factoría. Sobre ella todo el mundo sospecha que está en venta y que los posibles compradores la quieren sin cargas de personal. Es una idea de la que participa el bufete de abogados contratado por los trabajadores. Su máximo responsable, el letrado Alberte Xullo Rodríguez Feixoo, tiene claro que el ERE es "injusto e injustificado", ya que, dijo, "no aporta ni un solo dato que pueda amparar la pretensión de un ERE tan drástico como el que se pretende". Según él, la planta de Outeiro de Rei es "una de las más avanzadas de Europa" y, agregó, "nadie puede creer que sea cierto que dejarán la factoría a silvas o que la vayan a derribar con explosivos".

Rodríguez Feixoo no es ajeno a que los problemas del grupo podrían venir dados por otros negocios que afrontó al margen del sector lácteo. "Aquí, creemos que se trata de limpiar la factoría de trabajadores para poder venderla con mayor facilidad y tapar otros posibles agujeros". "No tenemos ninguna duda de que esta factoría no se cerrará y que lo que se quiere es obtener un beneficio empresarial", concretó.

Mientras tanto, los trabajadores viven en una situación de "incertidumbre total", como reflejó el presidente del comité, Pedro Neira, y avaló luego otro trabajador que llegó a la manifestación en compañía de su mujer y un hijo metido en un carrito de bebé. "Si nos vamos a la calle, este niño puede que tenga un futuro más que incierto", se lamentó.

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