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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Objetos encontrados

Si se le preguntara a un vikingo por su visión de la Tierra, hablaría de un cuerpo plano circundado por un oscuro vacío infestado de monstruos. Si un cinéfilo con especial propensión a devorar cine de autor de temporada tuviese que contestar a la misma pregunta, hablaría de un incesante cruce de caminos regido por la desconexión de quienes lo recorren, una y otra vez, en narrativas antes regidas por el azar que por la necesidad.

Confía este crítico en que llegue el día en que no haya que invocar los modelos de Vidas cruzadas (1993), de Robert Altman, y/o Amores perros (2000) y/o Babel (2006), de Alejandro González Iñárritu, para situar la estructura y las intenciones de alguna nueva película empeñada en recurrir, de nuevo, a la intersección de narrativas y a la poética del desamparo para encontrar una identidad que no es tal, sino reflejo de la sensibilidad de su tiempo, de las ansiedades de un mundo globalizado que no ha resuelto el problema del subjetivo aislamiento de sus habitantes.

COSAS INSIGNIFICANTES

Dirección: Andrea Martínez. Intérpretes: Carmelo Gómez, Lucía Jiménez, Bárbara Mori, Fernando Luján, Paulina Gaitán, Arturo Ríos.

Género: drama. México, 2008.

Duración: 98 minutos.

Si bien no cae en el sentimentalismo, acaba en un crisol de mal rollo

Cosas insignificantes, debut de la mexicana Andrea Martínez respaldado por Guillermo del Toro, no parece ser la película llamada a liberarnos del maleficio.

No puede decirse que en Cosas insignificantes no se apunte el talento y el sabio control del tono de una cineasta que, con bastante probabilidad, puede darnos futuras películas notables. El problema de su ópera prima son las inercias que los modelos invocados ponen en marcha, la escasa capacidad de sorpresa y ese regodeo en el dolor privado que, si bien no cae en temibles exasperaciones del sentimiento, acaba convirtiendo el conjunto en un crisol de mal rollo.

Una joven que atesora objetos encontrados -todos ellos, cristalización de un drama personal de alguno de los personajes convocados- ejerce de figura central en el tapiz de soledades, incomunicaciones y desencuentros que, sin duda, ha servido de extraordinario ejercicio a la cineasta debutante, que aún tiene pendiente la asignatura de conquistar su voz propia.

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