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Análisis:El debate sobre el estado de la nación
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Punto de inflexión

Luis R. Aizpeolea

José Luis Rodríguez Zapatero volvió ayer a demostrar que no es una leyenda interesada de su entorno la de que se crece frente a la adversidad. Ciertamente, tenía ante sí el peor debate sobre el estado de la nación de sus cinco años de mandato, con cuatro millones de desempleados, un aislamiento parlamentario inédito y, como colofón, una sensación cada vez más generalizada de que había perdido la iniciativa ante una crisis económica desbocada, con una oposición que vaticinaba su final de ciclo.

Pero ayer sorprendió a la oposición y a los suyos al tomar la iniciativa y exhibir las pautas de un plan de economía sostenible, alternativo al actual, basado en el ladrillo. Más allá del debate sobre la mayor o menor eficacia de las medidas concretas, Zapatero marcó un punto de inflexión política en su tratamiento a la crisis.

Pero, sobre todo, sorprendió a Mariano Rajoy, al que descolocó. El líder del PP ofreció un discurso sin propuestas y muy similar al que hizo en febrero en el Congreso, lo que empobreció el debate. Pero, además, Zapatero recogió algunas de las propuestas que Rajoy ha planteado estas semanas, como la reducción del impuesto de sociedades, las ayudas al automóvil y nuevas medidas de austeridad de la Administración, con lo que logró una victoria moral sobre su contrincante.

El presidente no se perdió ayer en hacer vaticinios sobre la duración de la recesión, como ha hecho en otras ocasiones. Quizás porque esta vez reconoció autocríticamente que sus previsiones sobre la crisis han sido equivocadas.

Zapatero cuenta con la ventaja de que un plan, de 20.000 millones de euros de estímulo para luchar contra la crisis, recogido en un proyecto legislativo para el que reclamó acuerdo político, es difícil que tenga la oposición de los partidos. Aunque necesite articulación y precisiones y acarree mayor endeudamiento abre los horizontes de un plan de legislatura como le exigía la oposición.

El presidente eludió referirse en su plan a la reforma laboral en un guiño a los sindicatos, cuya relación cuida para evitar que la crisis acarree conflictividad. También a petición de los sindicatos, las medidas que preparaba sobre la ampliación de la cobertura del desempleo pasan al diálogo social.

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Zapatero también dirigió guiños a la izquierda, en la que tendrá que apoyarse para aprobar sus grandes proyectos, incluidos los Presupuestos. Tanto ERC como IU-ICV lo condicionaron ayer al acuerdo sobre la financiación autonómica. Zapatero se comprometió a cerrarlo en dos meses.

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