El sol se pone para BP
La empresa de placas solares cierra sus dos factorías en la región y deja en la calle a 480 trabajadores
"Hace un año decían que iban a montar una megaplanta de producción aquí mismo, y ya ves". Lo que uno ve ahora en la fábrica de BP Solar en Tres Cantos son unas instalaciones modernas y pulcras, panorámicas del parque regional del Manzanares y caras largas. Las de trabajadores, como Tomás Méndez, de 27 años, decepcionados con una empresa que hace apenas un año parecía ir como una moto y que ahora decide cerrar sus dos plantas de producción de placas solares en la región, la de Tres Cantos y la de San Sebastián de los Reyes. Son 480 trabajadores a la calle.
Un cartel en inglés preside la sala de reuniones en el edificio de oficinas: "No to the closure. We have a future!" (¡No al cierre! ¡Tenemos futuro!). Decidieron hacerlo así para que al "gran jefe", como llaman al estadounidense Mike Petrucci, vicepresidente de operaciones globales, le quedara claro que iban a luchar por sus puestos de trabajo. El jueves pasado lo demostraron en la Asamblea de Madrid. Estaban en la tribuna representantes de Iveco, Arcelor y BP Solar, tres empresas que suman unos 2.000 despidos. Un diputado del PP preguntó al Gobierno regional por el estado de la industria. "Y Aguirre se levantó, nos dio la espalda y se fue", cuenta Matilde Pérez, delegada de UGT que estaba en el hemiciclo. Ésa fue la chispa que prendió la bronca. Dentro y fuera, donde se concentraban un millar de trabajadores de las tres empresas, que se saltaron el cordón policial entre gritos de "Con nuestro curro no se juega".
Los obreros ignoran qué harán con la espectacular planta de Tres Cantos
Méndez, licenciado en Ciencias Ambientales y con dos masters, ya se ve sin trabajo. Dice que se vuelve a Jaén, donde no tiene que pagar alquiler. "Tal y como están las cosas, no voy a encontrar otro trabajo en Madrid". No se explica qué ha podido pasar para que BP Solar, filial de la multinacional energética británica BP, decida cerrar. Es su primer trabajo, y de lo suyo, nada menos: una empresa de energías renovables. "Aguanté un año como becario y otro contratado por ETT. Aposté por trabajar aquí porque se veía, se palpaba que esto tenía futuro". Eso creían todos. También los sindicatos. "Pero si unos días antes de anunciar los despidos nos dieron un bono de beneficios como no habíamos visto nunca...", recuerda la delegada de UGT.
En realidad, BP Solar no cierra del todo. Sólo se deshace de la producción. Se salvarán de la quema 95 trabajadores de ventas y marketing, ya que la empresa piensa mantener su actividad comercial. "Madrid seguirá siendo la sede central para Europa", afirma. Así que los que se van al paro son, básicamente, los operarios. Como Ana Belén Villaverde, de 33 años. Ocho años y medio en la línea de producción, manipulando las finísimas obleas de silicio que alimentan los paneles fotovoltaicos. Su experiencia laboral previa se limita a cuidar niños. No sabe hacer otra cosa.
"Da miedo enfrentarse al mercado laboral", dice, y menciona una hipoteca que paga ella sola. "Va a ser duro; casi no tengo estudios, pero estoy dispuesta a aprender lo que sea. Si alguna empresa quisiera instalarse aquí...", aventura.
El cierre de BP Solar va a dejar en la calle a muchas mujeres -son el 70% de la plantilla, y el 80% tienen entre 31 y 50 años, según datos de los sindicatos-. Ellas forman el grueso de la producción. Sus manos, más finas que las masculinas, han sido hasta ahora las que se encargaban de hacer el trabajo más delicado y casi el único que se sigue haciendo de forma manual: soldar con tiras de cobre las frágiles piezas de silicio.
Todavía no hay ERE y las negociaciones con el comité de empresa están en pañales. No se sabe qué pasará con la planta de Tres Cantos, un espectacular complejo -tiene hasta un lago artificial con patos- inaugurado en 1987 junto al parque regional de la Cuenca Alta del Manzanares como punta de lanza de la innovación tecnológica madrileña. Allí la estadounidense AT&T empezó a fabricar, por primera vez en España, unas cosas muy modernas llamadas microprocesadores. Llegaron a bautizarlo, en un alarde de grandilocuencia, como el Silicon Valley español. La superfactoría de los chips cerró en 2001 y BP, que ya llevaba dos décadas en España en otra fábrica de Alcobendas, instaló una de las mayores plantas de paneles solares del mundo.
La empresa afirma en un comunicado -no quiso hacer declaraciones a EL PAÍS- que ha tomado la decisión de cerrar "ante las difíciles perspectivas del mercado afectado por un aumento significativo de la oferta, descenso de la demanda y la rápida caída de los precios, todo ello agravado por el entorno económico mundial".
Los sindicatos no creen que sea razón suficiente. El cierre, dicen, es precipitado y no se han buscado otras alternativas. Todo son sospechas: que la intención es llevarse la producción a China, donde los costes laborales son ínfimos, y que algunas decisiones empresariales "equivocadas" se tomaron para poder justificar ahora el cierre.
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