"Si Lalo estuviera hoy aquí..."

Patxi López no podía humillarse ante Dios ni jurar sobre una Biblia. Su padre, el histórico socialista Eduardo López Albizu, Lalo, un bregado ugetista de La Naval de Sestao, se habría revuelto en su tumba. Y ayer era también un día para el recuerdo, para la alegría de la familia socialista. Y no para hacer ningún feo.

"Si Lalo estuviera hoy aquí...". Fuera de la Casa de Juntas, Patxi López le confesó a su gran amigo y alcalde de Portugalete, Mikel Torres, la alegría que habría desbordado ayer su padre al ver a su hijo tomando posesión como lehendakari del Gobierno vasco hablando del Estatuto, de ciudadanía. Sin crucifijos ni textos sagrados. Con el cálido sonido del oboe sustituyendo al txistu en las notas del aurresku de honor. "La modernidad llega a Ajuria Enea, tío", había escrito en un sms un destacado diputado socialista vasco que ahora disfruta de su hijo Unax recién llegado al "nuevo tiempo político que se abre en Euskadi", según ha dejado escrito el nuevo lehendakari.

Patxi López confiesa haberse sentido "más desnudo que nunca" en el acto

La familia socialista vivió con intensa emoción la jornada en la Casa de Juntas

Ezenarro critica el "desembarco" del "frente nacionalista" en Gernika

Y probablemente, como recordaba bajo el cielo plomizo que cubría ayer toda la comarca de Urdaibai uno de los hombres del presidente, Lalo tampoco habría entendido la ausencia del presidente del PNV en la toma de posesión de un lehendakari, fuera del signo que fuera. Iñigo Urkullu prefirió ayer acudir a una cita que tenía concertada de antemano, un encuentro con miembros del Partido Demócrata Europeo.

La representación del PNV estuvo integrada por los tres diputados generales y los 30 parlamentarios vascos. Los primeros -José Luis Bilbao, Markel Olano y Xabier Agirre-, pese al cargo institucional que ostentan, optaron por no aplaudir en la toma de posesión. Los segundos, tampoco. Rafaela Romero, presidenta de las Juntas General guipuzcoanas, no daba crédito a lo que veían sus ojos. Tampoco la peneuvista Ana Madariaga, presidenta de las Juntas vizcaínas y que había recibido de manera solemne, a la entrada de la Casa de Juntas, a Ibarretxe y López. Aintzane Ezenarro, ni se levantó. En el exterior, la portavoz de Aralar clamó contra el "frente nacionalista" que "ha desembarcado" esta mañana en Gernika "acompañado de la armada española". Nadie vio a los líderes de los sindicatos que han convocado una huelga general para el 21.

Pero los socialistas que aguardaban en la Sala de la Vidriera para ver la ceremonia desde una pantalla habilitada en su interior sólo querían disfrutar. Arantxa Mendizabal, el socialista vascofrancés François Maittia, Mikel Torres y tantos y tantos militantes, muchos entrados en años, aplaudieron a rabiar nada más acabar el acto. Andrés Prieto, secretario del Gobierno vasco en el exilio, incluso se levantó y se cuadró al sonar el himno de Euskadi. Maite Pagazaurtundua se fundió en un abrazo con López. Le asaltaron todo tipo de recuerdos, sobre todo el de su hermano Joseba abatido por las balas de ETA, y rompió a llorar. Rodolfo Ares estaba también allí para consolar. En el andamio de una iglesia cercana, tres ertzainas de élite velaban por la seguridad.

Después de los abrazos y saludos con los invitados al acto, López intercambió unas palabras con los medios.

-¿Cómo se ha sentido en la ceremonia, lehendakari?

-Más desnudo que nunca. Miraba para atrás y no sabía casi cuál era el paso siguiente.

-¿Por qué ha elegido esos dos poemas?

-El de Kirmen Uribe, porque es un autor que me encanta, y el de la premio Nobel polaca [Wislowa Szyborska]...

-...¿Por el verso sobre la paz? [Verás que la paz se fragua]

-Más bien por eso de que somos distintos cual son dos gotas de agua. Justo lo que es Euskadi.

Y tras cogerse del brazo de su esposa, Begoña Gil, abandonó los jardines de la Casa de Juntas.