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La SGAE no renuncia a cobrar por actos benéficos

La Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) es sinónimo de controversia. La "voracidad recaudatoria" de la que le acusan sus críticos ha rebrotado ahora por un viejo contencioso: el cobro de los derechos en los conciertos benéficos. La revelación de que la sociedad había cobrado 5.629 euros por un espectáculo benéfico del cantante David Bisbal para tratar a un niño de Roquetas de Mar (Almería) que padecía una grave enfermedad ha levantado una vez más las iras.

La polémica no es tan sencilla. La SGAE defiende que debe cumplir con la ley de Propiedad Intelectual y con el contrato que ha suscrito con sus asociados, que le obliga a recaudar un 10% de los ingresos de taquilla esos conciertos benéficos -el 10% del presupuesto para los actos solidarios- para pagar a los autores de las canciones, aunque los intérpretes del concierto actúen gratis, según un portavoz de la sociedad.

Ayuda a los refugiados

La SGAE dice que no puede renunciar a esos ingresos, aunque sea por causas justas, porque al hacerlo se expondría a las demandas de sus asociados o de terceros, señalan las mismas fuentes. "Como se ha hecho en múltiples ocasiones, la solidaridad de los creadores hubiera sido posible si, con el tiempo suficiente para gestionarlo, los autores del repertorio interpretado durante el concierto hubieran podido optar por la cesión gratuita de sus legítimos derechos. Así, esta polémica se habría evitado", ha explicado la SGAE.

Entre ellos, el recital benéfico para a dotar con un hospital a la ciudad de Binde (Ghana) ofrecido por el barítono Joan Pons y su hija Joana en Ciutadella, Menorca, del que recaudó 2.249 euros. O el festival Entresures celebrado para ayudar a los refugiados saharauis exiliados en Tinduf (Argelia), del que se quedó 3.268 euros.

Más recientemente, el pasado 15 de marzo, la SGAE cobró otros 3.324 euros por un espectáculo para recaudar fondos para investigar tres enfermedades, en un concierto en el Palacio Vistalegre de Madrid, en el que participaron, entre otros, Miguel Bosé, Andy y Lucas o Revólver. Y resultó deficitario puesto que apenas fueron 1.512 personas. "Parece que sólo la SGAE cobró. Pero nadie se pregunta por qué les cobraron también la luz, o los técnicos o el alquiler del recinto, que recaudaron mucho más", se defiende el organismo presidido por Teddy Bautista.

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