"Mi obra está por encima de las nacionalidades"
Elif Shafak (Estrasburgo, 1971) se reencuentra en cada libro con la Turquía de sus orígenes gracias a la pasión por la escritura que descubrió adolescente en el vertiginoso Madrid de los primeros años ochenta. "¿Sabes? ¿De verdad?", intercala a cada momento en español durante la conversación en inglés.
Hija de una diplomática turca, siguió los destinos oficiales de su madre divorciada por varios países europeos. Pero el universo femenino de su país nunca le ha abandonado, ni siquiera en Estados Unidos, donde fue profesora universitaria. "Cuento historias, de mujeres turcas en particular, a todo el mundo, y traigo historias del resto del mundo a Turquía. Como escritora, me intriga y me fascina combinarlas", sintetiza Shafak, que intervendrá mañana en el Hay Festival Alhambra, en Granada. Ahora vive en Estambul, en cuyas calles y viejas mezquitas ha redescubierto la identidad cultural perdida para confirmarse como una de las escritoras turcas contemporáneas más populares y reconocidas.
"Turquía es el único país que comparte valores occidentales y orientales"
Su primera novela traducida al castellano, La bastarda de Estambul (Lumen, 2009), surge de la dualidad de su existencia. "Mis historias pueden parecer muy locales, pero no tienen límites. Están por encima de todas las nacionalidades, de todas las lenguas, de las fronteras mentales", explica en la mesa de un café a orillas del Bósforo.
El padre y la bastarda, título original en turco, retrata la tragedia compartida por turcos y armenios en un pasado común en Estambul a través de la mirada de dos mujeres jóvenes, desde la diáspora y un cierto exilio interior, donde el universo femenino se convierte en protagonista central. "En Turquía, la sociedad en general está dominada por los hombres. Pero dentro de cada casa existe un matriarcado donde las mujeres mandan y han podido desarrollar estrategias para poder lidiar con el poder patriarcal".
Tras ser perseguida hace tres años por la justicia de su país cuando publicó La bastarda de Estambul, Shafak parece haberse reconciliado con Turquía. "Es un ejemplo único en el mundo musulmán. Un país islámico laico que camina hacia la modernidad. Probablemente es el único que comparte los valores occidentales y orientales".
La escritora fue finalmente absuelta de la acusación de "insultar a la identidad turca" por recordar, por boca de uno de sus personajes de ficción, el genocidio armenio de 1915. Un tabú para la Turquía fundada por Attatürk tras la caída del Imperio Otomano. "Todo va muy rápido ahora en Turquía. Hace tres años la atmósfera era muy diferente, pero las acusaciones contra intelectuales
[Orhan Pamuk y otros escritores fueron también encausados] no procedían del Estado, sino de sectores extremistas de la sociedad civil", explica.
-¿Cree que existe un Estado profundo en su país, un poder en la sombra?
-No quiero hablar sobre ese asunto.
-Decenas de ex militares y policías están siendo juzgados ahora en Estambul por urdir una trama golpista.
-Insisto, no quiero hablar sobre ello.
Elif Safak se cierra en banda y prefiere no reabrir la herida del proceso. Escribió el libro Leche negra poco después del juicio. "Es un texto autobiográfico. Acababa de tener a mi primer hijo, y sufrí una depresión posparto que duró 10 meses. Yo era una nómada, tenía siempre las maletas y las mochilas preparadas... Es un gran cambio aceptar que eres madre", reflexiona en voz alta. "Para mí, la ficción no se basa en contar mi historia, sino en ponerme en la cabeza de otras personas, imaginar sus historias".
Las cosas parecen haber cambiado a mejor. Ask (Amor), la última novela de Shafak, lleva vendidos 100.000 ejemplares en Turquía. "Es un libro que lleva dentro otro libro titulado La sharía del amor. Ask contiene una historia actual de amor y otra que se desarrolla en el siglo XIII", precisa la escritora, "la esencia del amor es siempre la misma. Es universal y nunca muere, nunca dejamos de buscar el amor, no nos resignamos a no tenerlo".
Elif Safak intenta ahora buscar un equilibrio entre su vida alejada de Turquía y su presente en Estambul: "No es fácil vivir aquí, pero si te interesan las historias humanas, Estambul es un tesoro para artistas y escritores... Aquí se plantean cuestiones tan importantes como el encuentro entre Oriente y Occidente, la fe y el laicismo, el pasado y la modernidad. Nos enfrentamos a un desafío colosal".
Elif Shafak ha escrito sus últimas novelas en inglés antes de reescribirlas después en lengua turca. "Muchos me critican en Turquía, pero el inglés es un idioma mucho más cerebral y preciso, y me permite una relación menos emocional con la historia que estoy creando. A mí me viene bien seguir viajando entre culturas".
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