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Reportaje:Las claves del 'caso Afer'

Los amigos saltan del barco

El presidente del Athletic lidera la oposición a Fernández, aunque éste puso los avales de la actual directiva - Macua está ahora junto a José Luis Bilbao

"No puedes hacer eso", le recriminó Fernando García Macua, hasta ahora brazo jurídico de Jabyer Fernández, cuando éste le expuso hace una semana que pensaba incluir entre las garantías para solicitar a la Hacienda foral el aplazamiento de una deuda por el IVA de 43 millones de euros el proyecto de viviendas modulares impulsado por Diputación en 2007 y que ha incumplido sus plazos. "Eso, no", insistió el presidente del Athletic con tanta reiteración que Fernández lo atribuye al deseo de "no molestar a José Luis Bilbao sacando a colación el proyecto que tiene pendiente".

Macua, en cambio, discrepa de los métodos financieros "heterodoxos" de su hasta ahora amigo, aunque su escasa participación accionarial convierte su disidencia en más mediática que efectiva, teniendo en cuenta la proyección de su cargo en el Athletic. A su conquista contribuyó decisivamente Fernández: primero, al financiar gran parte de su campaña electoral y luego asumiendo con tres millones de euros los avales que son exigidos a los miembros de las directivas. Eso sí, Macua ya sabe que a partir de la denuncia presentada contra el administrador único de Iurbenor deberá procurarse otra fuente de financiación para su aval a partir de la próxima temporada.

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En el círculo más próximo a Fernández la deserción de "algunos amigos" ha supuesto un golpe personal "muy duro". Estas fuentes atribuyen gestos como el de Macua "a la dependencia que siempre acaba teniendo de la Diputación un presidente del Athletic, así como con la propia BBK".

En la búsqueda de razones que justificasen el alejamiento hostil entre José Luis Bilbao y Jabyer Fernández también se ha contemplado la mayor afinidad del empresario con la órbita socialista. De hecho, fue visto en la noche del 1-M en el hotel donde el PSE-EE celebraba los resultados autonómicos. Su presencia no pasó desapercibida en la propia Diputación de Vizcaya, aunque nunca han sido un secreto las afinidades de este empresario, muy vinculado con la Margen Izquierda vizcaína.

Fernández recuerda, a modo de defensa, que en la sede del grupo Afer, en Ortuella, ha explicado sus proyectos a políticos "de todos los colores, entre ellos el PNV". En cambio, ahora encuentra "serias dificultades" para que líderes nacionalistas le ayuden "a buscar una solución al proyecto de Alonsotegi". De hecho asegura que ha mantenido contactos con Iñigo Urkullu y Andoni Ortuzar, entre otros, aunque en ambos casos le han recomendado que "cumpla con sus obligaciones".

Este empresario de la construcción niega que se haya decidido a "planta cara" al diputado general de Vizcaya tras haberse garantizado previamente el respaldo de los socialistas, ahora que llegan al Gobierno vasco. "No tengo ningún compromiso. Acudiré a las adjudicaciones como he hecho hasta ahora", dice.

Mientras, Fernández intenta mantener su actual participación en las uniones temporales de empresas (UTE) que acometen sendas infraestructuras de cierta magnitud, como dos tramos de la Supersur vizcaína y uno en la A-8. Pero no siempre con suerte. En una adjudicación de obra compartida en Gernika con dos empresas menores bien relacionadas con el PNV, los problemas técnicos causaron retrasos que se hicieron demasiado costosos. Bilbao pidió entonces a Fernández, según asegura éste, que liberara a las dos empresas menores de la obra para así reducir sus pérdidas con el compromiso de que "ya sería resarcido". Cuando logró entrevistarse con el diputado general, éste le negó que le hubiera asegurado compensación alguna.

Bilbao espera el ataque de la oposición

La oposición en la Diputación de Vizcaya ha visto en el caso Afer la posibilidad de morder políticamente. En realidad, tanto el PP como EB, ante la previsible frialdad que evidencia el PSE-EE, quieren sustanciar hasta dónde llega la supuesta implicación de José Luis Bilbao en el vertiginoso ascenso y patética caída de Jabyer Fernández.

Por ello, Bilbao desea adelantarse a los acontecimientos. De momento, guarda un calculado silencio a la espera de su comparecencia en las Juntas Generales, donde la desautorización de las prácticas empresariales de Fernández está garantizada. Hasta entonces, el diputado general lee con agrado cómo se echa tierra sobre el empersario en quien llegó a confiar un proyecto millonario.

A partir del próximo miércoles, una vez que se conozca la resolución sobre la petición de aplazamiento de Iurbenor del pago de 43 millones en concepto de IVA, esta guerra abierta de manera explícita por el dueño del grupo Afer podría entrar en el escenario más agresivo, en la vía judicial. Pero sólo será el comienzo, ya que, si se confirma la anulación de la adjudicación de varias obras a Fonorte, entre ellas el polémico frontón de Miribilla, la suerte se decidirá en los juzgados. De entrada, Fernández no se ha recatado en advertir de la insólita comisión de un posible delito por parte de los técnicos forales en el señalamiento de anomalías, a su juicio inexistentes, en la ejecución de la obra de Miribilla.

El empresario vizcaíno lo tiene decidido: sustanciará por la vía judicial sus diferencias con José Luis Bilbao. La repercusión mediática de esta previsible pugna judicial entre Bilbao y Fernández sobre una disputa millonaria de verdad garantizará el espectáculo, como ya ocurrió con el caso Azpeigitura, la supuesta estafa en la construcción de un edificio en 1993 que dejó sin condena a los implicados. Eso sí, ahora están garantizadas las repercusiones políticas y económicas.

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