La gripe aterriza en Asia

El virus H1N1 de la nueva gripe ha llegado a Asia. Con el hombre afectado detectado ayer en Hong Kong (un mexicano recién llegado) ya sólo falta un caso africano para que se confirme la universalidad de la pandemia. El hecho de que haya un afectado asiático puede abrir la puerta para una nueva explosión de la infección. No sólo porque se trata de la región más poblada del mundo, sino porque es el lugar del mundo donde cada año se inicia la epidemia de gripe estacional.

Y este detalle no está exento de importancia. El sureste asiático es el gran laboratorio de virus de la gripe del mundo. Por ejemplo, cada año, para saber cuál es el que va a infectar a los países del norte en invierno, la OMS manda a sus expertos al sureste asiático seis meses antes. Ahí toman muestras en aves, otros animales y en personas. Y, con esa información, prevén la composición de la vacuna para el año siguiente.

Los científicos aún no han empezado con la vacuna; hay otros pedidos antes

Si el nuevo H1N1 (el nombre elegido para evitar llamarlo virus de la gripe porcina) se asienta en el sureste asiático, sus posibilidades de adquirir nuevas propiedades se multiplicarán exponencialmente. En el peor de los casos, podría intercambiar información genética con el virus de la gripe aviar, por ejemplo. Hay mil combinaciones posibles, pero si mantuviera su capacidad de transmitirse entre personas y le incorporara la letalidad el H5N1, las perspectivas serían aterradoras. También podría simplemente diluirse, y esperar para reaparecer con la gripe estacional del invierno que viene.

Mientras, el virus sigue su avance paso a paso. Ayer, otros dos países informaron de que habían registrado casos que no se habían infectado en México: Reino Unido y Alemania. Los datos no fueron confirmados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), pero la solvencia científica de ambos hace que no se dude de que es verdad.

Si este proceso del paso del H1N1 entre personas se acelerara, la OMS podría decretar el nivel de pandemia. En cualquier caso, ayer, día de fiesta en todo el mundo, no lo hizo. La representación en la rueda de prensa diaria del organismo quedó en manos de la directora de investigación sobre vacunas del organismo, Marie-Paule Kieny. Ésta admitió que todavía no había empezado a fabricarse la vacuna contra el nuevo virus.

El problema es una cuestión de prioridades, explicó Kieny. Los laboratorios tienen capacidad para fabricar unos 700 millones de vacunas al año, pero en este momento están a pleno rendimiento preparando las existencias para el comienzo del invierno en el hemisferio sur. Además, todavía no hay material biológico suficiente para iniciar el costoso y largo proceso de fabricar una nueva vacuna, dijo Kieny. Éste lleva entre cuatro y seis meses, aunque en este caso "tiene la ventaja de que se trata de un virus de un tipo ya conocido, el H1N1, que se puede hacer por el método tradicional de incubación en huevos de gallina", explicó. Pero ni con todo ese conocimiento se puede acortar mucho el plazo para obtener una nueva vacuna, porque se corre el riego de hacerla poco segura o poco efectiva, dijo la responsable de inmunizaciones de la OMS.

Aparte de esta cuestión, muy importante para intentar erradicar la epidemia en un futuro, ayer continuó el goteo de casos en el mundo. En total, la OMS -que siempre va por detrás de los gobiernos porque confirma cada diagnóstico en laboratorios especializados- dio ayer la cifra de 331 casos confirmados.

De momento, sólo hay víctimas mortales en México (con la excepción del niño de este país que falleció en Tejas, adonde parece que fue llevado por sus padres para que lo trataran). La cifra de la organización dependiente de la ONU es de nueve defunciones (dos más que el jueves); el Gobierno mexicano dijo que eran 15. En cambio, la cifra de afectados en el foco de la epidemia se va deshinchando poco a poco, según se refinan los análisis. Ayer eran 156. En España, los números son los siguientes: 108 casos en investigación y 13 confirmados.

Aprovechando la relativa tranquilidad, el Centro de Control de Enfermedades Europeo (ECDC en inglés), matizó sus cifras sobre el futuro impacto de la epidemia. Consciente del revuelo que había montado, Angus Nicoll, jefe del programa contra la gripe, desglosó así su pronóstico de que afectaría a un 40% o un 50% de la población. "En las anteriores epidemias la proporción de enfermos fue de alrededor del 30%. A eso hay que sumar un 10% o un 15% que se infectaron, pero que no tuvieron síntomas", afirmó.

También añadió -siempre en función de los antecedentes conocidos, porque, como recalcó varias veces, todavía no se sabe lo suficiente qué va a pasar con este virus- que aproximadamente un 4% de los infectados tendrá que ser hospitalizado.

Y aclaró que ese 40% de afectados no será simultáneo. "Las epidemias tienen picos en el tiempo, y el máximo suele estar alrededor del 10%". La proporción, sin embargo, es más que suficiente para que los sistemas sanitarios tengan "serios apuros" para atenderlos a todos, añadió Nicoll.

Sobre este asunto, la ministra de Sanidad española, Trinidad Jiménez, dijo ayer: "No tengo evidencias científicas para determinar cuanta población pueda ser contagiada. No hemos recibido ninguna comunicación oficial de la UE ni del ECDC con esas cifras".