Ellos también sufren
En un mundo globalizado todos estamos afectados por los fenómenos globales. También los niños. En el aspecto objetivo, dos factores influyen en el bienestar material de los niños: la existencia y la generosidad de los paquetes de beneficios sociales y la capacidad económica de sus padres para cubrir sus necesidades. Esta capacidad depende, a su vez, de su edad, nivel de formación, tipo, características y condiciones de trabajo.
Los últimos estudios sobre pobreza infantil en España (Cáritas, 2006, Caixa de Catalunya, 2008) señalan que el 23% de los niños españoles se encuentran por debajo del umbral de pobreza. Dentro de la población infantil, los niños en edad escolar presentan los niveles de riesgo más elevados. Los hogares que presentan mayores tasas de pobreza son aquellos donde ninguno de los progenitores trabaja, así como los monoparentales cuando la madre no trabaja. La pobreza también aumenta cuanto mayor es el número de niños en el hogar.
A la vista de estos datos, y de las informaciones de las que todos disponemos sobre la situación del desempleo en nuestro país, no es difícil concluir que, con motivo de la crisis, más niños españoles están cayendo por debajo del umbral de pobreza, y que los paquetes de beneficios sociales no están compensando los déficits.
En el aspecto subjetivo se podría señalar que los niños, por su gran capacidad de empatía con sus padres, sufren y se identifican fuertemente con las dificultades económicas o de otro tipo que tienen estos y también que son capaces de generar fuertes mecanismos de defensa para superar situaciones complicadas. Las pautas de consumo de los niños tienen que ver con las que detentan sus padres, pero también son una forma de compartir e integrarse con su grupo de edad. Cabe suponer que la rebaja en expectativas de consumo también será algo compartido ahora por los niños.
Si las crisis representan oportunidades, también será así para nuestros niños, niñas y adolescentes, siempre que se les permita participar de la información, de la preocupación, de la búsqueda de estrategias personales, familiares, locales, globales, de la aplicación de soluciones. La crisis puede ser una oportunidad para cambiar la imagen de los niños actuales como consumidores insaciables e irreflexivos y verles como a las demás personas: seres humanos que viven la vida conforme a los patrones que rigen en el momento concreto, sin por ello dejar de preguntarse por las razones de que el mundo sea como es.
Lourdes Gaitán es socióloga de la Infancia.
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