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Entrevista:ÁNGELES GONZÁLEZ-SINDE | Ministra de Cultura

"Mis ritmos no son los de la política"

Ni estaba ni se le esperaba en la plaza del Rey, pero Ángeles González-Sinde (Madrid, 1965), guionista, directora de cine y madre de dos hijas, aterrizó la semana pasada sobre la cartera de Cultura disfrazada de ministra/sorpresa en la crisis de gobierno planteada por José Luis Rodríguez Zapatero.

Según todos los indicios, el cine español puede mucho. No tanto en la taquilla como en los despachos. Aunque ella lo niega y hace bien, porque lo que pedía ahora le será pedido. La cosa es que el sector dijo primero "sí" y al final "no" a Carmen Calvo, y primero "sí" y al final "no" a César Antonio Molina. Los dos son ya ex ministros de Cultura. Y ahora llega una cineasta. Esto ya es otra película.

"Cuando conozca con detalle todas las áreas haré los cambios necesarios"
"La expectativa del sector del que vienes es tan grande que puedes decepcionar"
"A la cultura le puede perjudicar ser un arma arrojadiza"
"A mí no me parece que el cine español sea un gremio de pedigüeños"

Pregunta. De cineasta a ministra. ¿Cuándo le llamó Zapatero para comunicarle el nombramiento?

Respuesta. Me llamó el día antes. Estas decisiones generalmente no te las comunican con demasiado tiempo. Es para evitar filtraciones. A mí, en principio, la propuesta me sorprendió.

P. ¿Le costó decidirse?

R. Sí que me costó, como me costó cuando lo de la Academia. No me veía yo en ese despacho tan grande. Por otro lado, es un privilegio estar en el lugar en el que se gestiona la cultura. Estar en el poder es el poder hacer cosas, tener capacidad de influir, de actualizar, porque yo creo que hace falta actualizar muchas cosas en la cultura. El desarrollo de la cultura va mucho más rápido que sus leyes.

P. ¿De qué se conocían el presidente y usted?

R. Habíamos coincidido en diferentes actos de cine y yo he despachado en Moncloa con la vicepresidenta por el tema de la ley del cine...

P. Con esta decisión aparca su carrera como cineasta. ¿Se ha comprometido a un plazo de tiempo determinado?

R. En realidad fue eso lo que más me pesaba o me hacía reflexionar. Si un cineasta hoy se puede permitir aparcar su carrera durante tres años...

P. Su nombramiento chocó. No es usted, a priori, una experta en el campo de la gestión...

R. Pero dentro del ministerio hay direcciones generales especializadas en cada área, bellas artes, libros, teatro, cine, música... eso está muy bien armado. Si en este momento se decide que tiene que ser un profesional de la cultura quien esté al cargo del ministerio es porque lo que se quiere es establecer vínculos con los profesionales de la cultura.

P. Hablando de direcciones generales, ¿seguro que va a mantener a Juan Carlos Marset al frente del INAEM y a José Jiménez en Bellas Artes o son dos cargos con fecha de caducidad?

R. De momento no voy a hacer cambios porque no conozco esas áreas. Cuando las conozca con detalle haré los cambios necesarios. Cuando conozca de verdad el sector, me haya reunido con la gente y haya escuchado, tomaré decisiones. De momento, tienen mi confianza. Ésa es la realidad. Yo tengo mis ritmos, y no son los de la política. Mis ritmos son quizá más los de un escritor que se toma un tiempo para reflexionar.

P. ¿No hay ningún nombre nuevo para el Instituto Nacional de Artes Escénicas y Musicales?

R. No. El INAEM es el área más complicada porque es vastísima, tiene subdirecciones muy diferentes entre sí. Me he reunido un día con Marset y no ha sido suficiente. No hemos abordado todo en detalle.

P. Suena raro, no lo negará, que, como ha venido ocurriendo hasta ahora mismo, un director general de Bellas Artes ejerza de crítico de arte y columnista en un medio de comunicación...

R. Puede ser. Estudiaremos cada caso.

P. Dada su procedencia, unos creerán que sólo se va a dedicar usted al cine, y otros dirán: "A ver si se nota que viene del cine".

R. Casi me preocupa más lo segundo. La expectativa del sector del que vienes es tan grande que luego puedes decepcionar. Lo que hay que hacer es aprobar la orden ministerial que desarrolla la ley de cine y ponerse a trabajar. Hay muchas áreas en las que se puede trabajar mucho, por ejemplo en toda la difusión y promoción exterior.

P. Cada vez va menos gente a las salas. ¿Se puede, desde un Ministerio, hacer algo ya no por el cine español, sino por el cine?

R. Se puede hacer mucho. La ley tiene previstas ayudas de distribución, o fomentar que el cine europeo se vuelva a ver, o el iberoamericano. Eso lo tienen muy bien inventado los americanos, que no necesitan ayudas porque protegen su cine y tienen un batallón de diplomáticos y de ministros defendiendo internacionalmente sus productos. La incidencia del Estado puede ser enorme en las reglas del juego.

P. Se diría que el cine español pone y quita ministros de Cultura. El cine ha sido, en gran parte, quien ha acabado con los dos anteriores, Carmen Calvo y César Antonio Molina. ¿Tanto poder tiene este sector cultural?

R. No creo que sea tan grande el poder del sector ni que el cine español haya defenestrado a los ministros.

P. O sea, no cree que en la decisión de Zapatero de nombrar a una cineasta estuviera el miedo al mundo del cine...

R. No creo que Zapatero deba tener miedo a ningún sector de la cultura. En realidad, la cultura debería estar por encima de los partidos políticos, debería ser un territorio neutral y no de controversias. A la cultura le puede perjudicar ser un arma arrojadiza.

P. ¿Va a delegar por completo en Ignasi Guardans, el nuevo director general de Cine? ¿Al ser miembro de Convergencia Democrática, consultó usted la decisión con el presidente?

R. La sugerencia de Guardans fue bien recibida. Confío mucho en su conocimiento internacional, tiene una visión de futuro de un audiovisual en el que están interconectados diferentes artes y facetas. No es sencillo. El fenómeno de Internet es tan complejo que requiere rediseñar todo un modelo de difusión cultural.

P. Con la que está cayendo económicamente, ¿cómo va a convencer a la vicepresidenta económica, Elena Salgado, para dar curso al sistema de exenciones fiscales contemplado en la Ley del Cine?

R. Pues diciéndole que aquí hay una industria cultural cuyo fin y objetivo fundamental es promover la parte industrial y de negocio. Si ven que de esta manera se puede generar empleo, atraer inversión y ayudar a la exportación, si hay un plan razonable y sensato de ventas al exterior que puede ser una locomotora que tire de otros productos, la ministra Salgado será receptiva.

P. ¿No cree que hay una sobreabundancia de producciones en el cine español? No todo el mundo puede aspirar a estrenar. ¿No es esto poco realista?

R. El cine es el arte popular de nuestro tiempo y es natural que cada año se incorporen más y más directores y guionistas y que quieran hacer su película. Eso no se puede acotar. ¿Quién acota eso? ¿Vamos a poner un jurado?

P. O por culpa de los medios, o de la calle, o por lo que sea, hay una mala imagen o mala prensa del cine español. Hasta hay quien cree que es un gremio de pedigüeños. ¿Le parece injusto?

R. Mire, desde hace décadas venimos oyendo aquello de los pedigüeños y de la españolada. A veces nuestro prejuicio es general, pero cuando llega la película de éxito comercial se supera. El prejuicio se supera haciendo películas que interesen a la gente. Hay otro componente que es el componente de exotismo. Ves películas americanas y te preguntas: si esto mismo lo hiciera un español, ¿tendría tanto éxito?

P. Así que de pedigüeños, ¿nada?

R. A mí no me lo parece. Vivimos en unas economías europeas con sectores que tienen ayudas del Estado, y el cine es uno de ellos. Tampoco al sector agrícola le gusta vivir de las subvenciones y sería mejor que las fábricas de automóviles no necesitaran ayudas para mantenerse en España. Pero el Estado tiene que intervenir en ciertos sectores que se consideran necesarios.

P. Una de sus prioridades va a ser la acción cultural exterior. Ahí se topa con la pugna entre bambalinas, pero real, entre Cultura y Exteriores.

R. Cultura y Exteriores son complementarios y vamos a trabajar juntos. Los que hemos ido a los institutos Cervantes sabemos que funcionan. También las sociedades estatales. Si estos organismos de promoción en el extranjero están dotados, da igual que dependan de Exteriores o de Cultura, lo importante son los resultados.

P. Entonces, ¿no va a luchar porque el Cervantes caiga en el departamento en Cultura, tal y como pretendía su predecesor?

R. No. En la propia naturaleza del Cervantes está la de ser difusor de cultura. Para Carmen Cafarell, con la que tengo muy buena relación, lo prioritario es colocar bien la cultura y la lengua con el valor económico que tienen. No creo que vaya a haber problema. César Antonio Molina había llegado a acuerdos de colaboración con Moratinos, eso ha quedado bastante organizado.

P. ¿Se refiere a la futura Comisión Nacional de Acción Cultural, compartida por ambos ministerios?

R. Sí. Es un paso adelante. Antes no había nada estipulado. Moratinos ha demostrado voluntad de cooperación.

P. ¿No pierde Cultura competencias con ese pacto?

R. No, Cultura ha pactado para tener acceso a ciertas asesorías y colaborar en determinadas actuaciones de las embajadas.

P. Hay un sector al que no le ha gustado su nombramiento y le han puesto un mote, Ángeles González Sindescargas. ¿Le ha molestado?

R. No. Eso va en el cargo. Los ciudadanos tienen todo el derecho a opinar.

P. Su discurso, sobre todo como presidenta de la Academia de Cine, ha sido demoledor en contra de la piratería...

R. Lo que yo creo y así lo he dicho es que estamos en un momento en el que tenemos que rediseñar todo. Es todo muy complejo. Las descargas de cine o de música son sólo una parte. Internet es imparable, inmenso. No niego la necesidad y la oportunidad de que sea la nueva manera de distribuir cine, pero hay diferentes interlocutores que se tienen que poner de acuerdo. No sabemos cómo. Pero sí sabemos que hasta ahora son las redes de telecomunicación las únicas que están sacando beneficio. La responsabilidad no puede recaer en el usuario.

P. ¿Es usted partidaria de medidas punitivas, a lo Sarkozy?

R. No, no me parece que esa sea la solución. Hay que tener alternativas. Yo ahora mismo estoy en un proceso de escuchar. Me he puesto un plazo de aquí al verano para hablar con todos los interlocutores. He pedido para dentro de quince días una reunión con gente que sabe de todos estos asuntos.

P. ¿Incluidos algunos representantes de esas asociaciones de internautas que la critican?

R. Por supuesto, para limar y para escuchar. Quiero ver lo que les preocupa. Internet es un espacio de comunicación, no de crispación.

P. Entre la preciosa idea de la cultura libre y el pirateo...

R. ¡Hay un término medio!

P. El código de buenas prácticas fue un acierto de su antecesor. ¿Hasta qué punto lo va a mantener? ¿O lo va a replantear?

R. El código de buenas prácticas en su primera aplicación, que ha sido en el Museo Reina Sofía, ha dado resultados magníficos. El museo con Manuel Borja Villel funciona de maravilla y ha salido de ese concurso de buenas prácticas. En principio, me parece saludable y razonable. Otra cosa es que te duela mucho perder a un profesional como Nacho Duato, que es extraordinario. El código tiene esa parte, que con su aplicación pierdes gente maravillosa, pero supone que das oportunidad a otros...

P. Ya que cita a Duato. ¿Hay alguna hipotética posibilidad de que se reconsidere su salida de la Compañía Nacional de Danza en 2010?

R. Voy a sentarme con él y hablar. Me gustaría escucharle y ver cuáles son sus propuestas. Las decisiones que tomó mi antecesor me parecen razonables, pero estoy dispuesta a estudiar cada caso.

Ángeles González-Sinde, esta semana en su despacho.
Ángeles González-Sinde, esta semana en su despacho.CLAUDIO ÁLVAREZ

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