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La caída de ventas y la sequía de crédito frenan la inversión empresarial

Los empresarios auguran que la atonía inversora complicará la recuperación

Las empresas no se comportan tan distinto de como lo están haciendo los ciudadanos: algunos han perdido el empleo y es comprensible que gasten lo mínimo, pero la psicosis de crisis y el clima de desconfianza hace que también se aprieten el cinturón quienes mantienen intactos su puesto de trabajo y sus ingresos. Pues lo mismo con las empresas. A algunas se les han descalabrado los pedidos o están asfixiadas desde el punto de vista financiero. Pero incluso las que van tirando han echado el freno a las inversiones.

Las últimas proyecciones macroeconómicas que ha realizado el Departamento de Economía de la Generalitat arrojan una caída de la inversión en Cataluña del 11,8% para este año. La inversión en construcción tiene sentido que caiga, y está previsto que lo haga el 10,2%, pero las estimaciones en lo que concierne a las inversiones en bienes de equipo son aún más pesimistas: disminuirán el 13,8%. El año pasado, en el que la crisis campaba ya a sus anchas, el retroceso inversor en Cataluña fue sólo del 2,4%.

El retroceso anticipa qué pasará con el empleo y la producción
El gasto en bienes de equipo caerá este año el 13,8% en Cataluña

"Aguantar el temporal y salvar la empresa es el objetivo primordial del empresario. Éste se siente asustado ante la caída de los pedidos, que según los sectores es del 30% o hasta del 50%, y en lo que piensa es en cómo reducir sus costes, no en comprar nueva maquinaria o en ampliar capacidad, es lógico", explica David Garrofé, secretario general de la patronal vallesana de pequeñas y medianas empresas, Cecot.

Desde la patronal Pimec, su presidente, Josep González, corrobora que "los empresarios actúan como en las economías de guerra", con el problema añadido de lograr financiación asequible para sus proyectos. "El ánimo del empresario es muy bajo. No invertimos, estamos parados", añade.

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Al margen de las previsiones macroeconómicas de Economía, el Departamento de Innovación, Universidades y Empresa elabora cada primavera y cada otoño encuestas que miden la evolución de la inversión industrial catalana. La última, elaborada en otoño pasado, auguraba para 2009 el peor resultado desde 1996, cuando se inició la serie estadística: una disminución de las inversiones del 6,8%. La Generalitat admite que esta estimación, que está a punto de revisarse, será finalmente peor. "Es que no hemos tocado fondo, no vemos ningún síntoma que nos permita pensar en una recuperación", comenta Joan Miquel Hernández, director del Observatorio de Prospectiva Industrial de la Generalitat.

La evolución de la inversión es importante por dos razones. En primer lugar, por su efecto anticipatorio: la inversión es un termómetro de la confianza. "Cuánto invierten las empresas nos dice cómo será la producción y cómo evolucionará el empleo mañana", explica Hernández. Pero una segunda y poderosa razón inquieta aún más a empresarios y a las propias autoridades: parar la inversión significa menos tejido productivo, y menos tejido productivo complica la propia recuperación de la economía.

"Se lo dijimos al presidente José Luis Rodríguez Zapatero cuando le visitamos hace unas semanas en La Moncloa. Cuando pase la tormenta nos vamos a encontrar con que habrá desaparecido tejido productivo, cuando precisamente Cataluña y España deben ganar competitividad", lamenta González. En la misma línea, Garrofé pide a las administraciones que "planifiquen la salida de la crisis, porque si no se han hecho inversiones que hayan ampliado la capacidad de expansión de las empresas, ya veremos cómo se absorben tantos desempleados". Cataluña roza actualmente el medio millón de parados.

El retroceso de la inversión, junto con la caída del consumo, tirarán a la baja de la generación de riqueza en Cataluña, cuyo producto interior bruto (PIB) se espera que recule el 3,2% en 2009. Las previsiones de economía para este año constatan la "sensibilidad de las inversiones a la evolución de la demanda, de la actividad y, en general, al clima de deterioro de la confianza empresarial". Sin embargo, Economía también recoge el sentir empresarial y atribuye igualmente el retroceso inversor "al aumento de las dificultades para acceder a la financiación externa y al coste más elevado de estos recursos debido a las superiores primas de riesgo demandadas".

El hecho de que se haya invertido mucho en los tiempos de bonanza también influye, visto que esa inversión en muchos casos se financió con créditos bancarios y ahora las empresas están muy endeudadas como para pensar en gastar más.

Mejor clima industrial

La confianza de los empresarios se mide, entre otros instrumentos, con el indicador del clima industrial, el ICI, sobre la base de encuestas periódicas. Y el ICI se encuentra en niveles históricamente bajos desde que empezó a bajar a principios del año pasado. Sin embargo, el último indicador publicado, correspondiente al pasado mes de marzo, permite a la Secretaría de Industria de la Generalitat hablar de un "respiro".

El ICI había ido empeorando mes tras mes, hasta tocar fondo en febrero, con un -47 (no es un porcentaje, sino un saldo de puntuaciones que dan al clima industrial los empresarios consultados). En marzo, por primera vez en mucho tiempo, mejoró. Quedó en -41.

Los técnicos del Departamento de Innovación, Universidades y Empresa admiten en sus comentarios al respecto que no saben si este "respiro" implica la llegada de un "punto de inflexión" o si, por el contrario, lo que se avecina en los próximos meses es una curva que toma forma de diente de sierra.

En todo caso, se ha constatado un dato positivo: la cartera de pedidos total se ha incrementado ligeramente, aunque no en el caso de la procedente de la exterior. "Esta circunstancia ha permitido una salida de existencias de productos acabados y también una ligera mejora de la tendencia de la producción", dice la nota de coyuntura del Departamento.

El sector que arroja una situación menos negativa, dentro de lo malo, es el de bienes de consumo.

La tendencia a la baja de la confianza empresarial ha sido muy parecida en Cataluña a la seguida por los indicadores de clima del conjunto de España y también de la Unión Europea. Sin embargo, la caída de enero y febrero fue algo más aguda en el caso de Cataluña, donde el peso del tejido industrial es muy importante.

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