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Reportaje:

El esplendor del 'settecento' veneciano

El settecento fue un siglo crítico para la República veneciana. Fue un momento en el que el esplendor se apaga y comienza una etapa de decadencia y repliegue tanto en la política como en la economía y en la propia sociedad. Y como en otros grandes momentos de la historia, el arte vive una etapa difícilmente superable. A lo largo del XVIII, Venecia tuvo registrados 350 artistas, de los que al menos un centenar son considerados hoy grandes maestros (Tiépolo, Canaletto, Ricci, Guardi, Cimaroli). El settecento tiende un puente con el cinquecento, el siglo de Tintoretto y Tiziano.

La Academia de Bellas Artes de San Fernando (Alcalá, 13) abre hoy la exposición Settecento veneciano. Del barroco al neoclasicismo. Organizada por la Fundación Banco Santander muestra 57 lienzos considerados obras cumbre de este periodo. Las obras proceden de instituciones y colecciones privadas italianas, de forma que el 80% de ellas no se han visto nunca en España.

Annalisa Scarpa, la comisaria de la exposición, asegura que es la primera vez que en España se puede contemplar una muestra de esta importancia sobre el settecento veneciano. "El mecenazgo oficial había entrado en declive y los pintores trabajaban por encargos de particulares que guardaban las obras en sus palacios. Muchas de estas obras continúan en colecciones privadas y por ello es tan raro que hayan podido salir". Scarpa explica que la importancia de estos maestros está en la forma de tratar la luz y el color. La luz surge siempre del centro del cuadro hacia el espectador. Las pinceladas de color configuran las figuras. Estos pintores dibujan muy pocas veces. El trazo se hace directamente con los pinceles.

La exposición está organizada en torno a dos grandes temas: los paisajes de Venecia y temas religiosos mezclados con escenas campestres.

La primera parte recrea todas esas imágenes que los admiradores de esta bella ciudad guardan en su retina y ante las que aquí retroceden tres siglos: la plaza de San Marcos presidida por el minarete y ocupada por nobles y comerciantes resguardados bajo palio, embarcaciones navegando bajo los maravillosos puentes que comunican los edificios de la laguna, edificios tan bellos como el palacio Ducal, Santa Maria de la Salute o la Academia. Cada rincón con sus plazas y sus fuentes es profusamente retratado. Las llamadas Vedute, las vistas de la ciudad, acabaron formando un género propio dentro del paisajismo. "Es el siglo de los pintores viajeros", concluye la comisaria, y tanto los que viven en Venecia como los que llegan quedan rendidos ante esta ciudad única".

<i>Vedula de la dársena de San Marco con el palacio Ducal, </i>de Michele Marieschi.
Vedula de la dársena de San Marco con el palacio Ducal, de Michele Marieschi.

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