Seis años, cinco jueces y 289 tomos de diligencias
Accidentada, enrevesada y larga. La instrucción de la catástrofe del Prestige, que se abrió nada más naufragar frente a la costa gallega el petrolero cargado con 77.000 toneladas de fuel, hace ahora seis años y cuatro meses, sufrió todo tipo de avatares. Hasta cinco jueces, desde el pequeño juzgado de Corcubión y sin apenas medios, se ocuparon sucesivamente de los centenares de miles de folios de esta causa judicial, que requirió muchas comisiones rogatorias en otros países dado el entramado empresarial de un barco con bandera de las Bahamas, propiedad de una empresa de Liberia y con armador griego (Universe Maritime).
La juez de Corcubión, que logró hace sólo seis meses tener un juez de apoyo para poder dedicarse exclusivamente a este sumario, decidió cerrar su instrucción y preparar la apertura del juicio oral, que tardará aún meses, sin esperar al informe pericial que cuantificará las perdidas económicas de la catástrofe.
Carmen Veiras concentra la responsabilidad por el pésimo estado y mantenimiento del petrolero, con "una alarmante corrosión en uno de sus tanques", en el capitán del barco. Y le culpa también de las deficientes inspecciones. El Estado español está a la espera de que un juez de Nueva York decida sobre su demanda contra la sociedad norteamericana ABS, que certificó la navegabilidad del Prestige y a la que reclama una indemnización de mil millones de dólares.
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