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Entrevista:BRUNO GANZ | Actor

"Los alemanes se atreven ahora a mirar su historia sin complejos"

Rocío García

A Bruno Ganz le acuden los recuerdos con facilidad. Fueron unos años muy intensos en Alemania. La protesta de junio de 1967 contra la visita de Estado del entonces sha de Persia a Berlín, que terminó con la muerte de un estudiante por disparos de la policía, cogió a este actor nacido en Zúrich (Suiza) viviendo en Alemania con 26 años. A esa manifestación de repulsa siguieron otras muchas contra el imperialismo norteamericano, la guerra de Vietnam, también bombas en almacenes y robos en bancos. Fueron los inicios del grupo armado Baader Meinhoff, que sembró el terror en Alemania durante 10 años, hasta el suicidio de sus líderes en prisión en octubre de 1977.

Bruno Ganz interpreta al jefe de policía Horst Herold, enemigo público número uno de la Baader, en el filme RAF, facción del Ejército Rojo, que se estrena hoy en España y que inauguró la semana pasada el Festival de Cine de Las Palmas. "Fue un grupo de jóvenes que declaró la guerra a 60 millones de alemanes, pero que, al principio, contó con el apoyo de artistas y estudiantes, que partían de la idea de que la democracia alemana no había roto vínculos con el nazismo. Había un enorme rechazo a todo lo que sonara a autoridad y a militares. Yo creo que esa revolución estudiantil fue muy buena para el pueblo alemán. Fue algo relajante. Hay que entender que, dos décadas después de la guerra, los alemanes seguían siendo muy rígidos, con esa actitud prusiana que venía más allá de los años de terror de Hitler. Sólo cuando comenzaron las acciones violentas y los crímenes, la gente, a pesar de la simpatía, empezó a distanciarse de ellos".

"El gran paso para la revisión de la historia lo marcó 'El hundimiento"
"No me siento partícipe del teatro actual, que hace burla de todo"
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RAF, facción del Ejército Rojo, basado en el libro de Stefan Aust sobre el grupo armado, se une a la lista de películas que en los últimos años ha poblado la cinematografía alemana sobre su historia más reciente. Con títulos como La vida de los otros, El hundimiento y, más recientemente, The reader, filme este último en el que también trabaja Bruno Ganz, Alemania ha vuelto a mirar a su pasado a través del cine. "Siempre ha habido intentos de revisar la historia mediante películas, pero creo que el gran paso lo marcó El hundimiento", asegura Bruno Ganz, un hombre serio y meditabundo, que ha salido temprano a pasear por los alrededores del hotel de Las Palmas, y que es consciente de que su interpretación de Hitler en ese filme marcó de manera definitiva su carrera. "Rompió un tabú, porque nunca se había interpretado a Hitler salvo en plan parodia como hizo Chaplin en El gran dictador. Se me reprochó que mi interpretación del führer fuera en ocasiones demasiado humana. Todos sabemos que el nazismo fue una barbaridad y una crueldad, pero creo que el cine hoy ha madurado y se ha alejado de los tópicos. Los alemanes ahora se atreven a mirar su historia de cerca, sin complejo de culpa, sin tener que decir y mostrar a cada paso esa culpabilidad".

Dice que la crisis económica no le afecta, de momento, en cuanto a los proyectos futuros de cine -cuatro en los próximos dos años y todos sobre el tema de la muerte- , pero sí a la hora de negociar su remuneración. Todo lo abandonaría con tal de subirse de nuevo a un escenario de teatro, arte en el que comenzó su carrera y a la que se dedicó íntegramente los primeros 15 años. "El teatro ocupa una parte clave de mi personalidad y ahora se ha alejado de mi vida. Me siento absolutamente infeliz por ello". ¿Cuáles son las razones? "Además de razones personales, lo importante es que ahora el teatro en Alemania ha tomado un camino que rechazo. No me siento partícipe de ese teatro, no me gusta, no tengo ganas de subirme a un escenario y únicamente hacer burla de todo".

Por eso quizás, Bruno Ganz vive ahora en su ciudad natal y dedica más tiempo a otra de sus grandes pasiones: la lectura. Acaba de terminar un libro sobre la antigua RDA (República Democrática Alemana) y tiene entre manos otros dos: Árbol de humo, del estadounidense Denis Johnson sobre la guerra de Vietnam, y uno sobre Asia del periodista italiano Tiziano Terzani.

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